Ahora bien, donde esta voluntad se manifiesta de un modo más fuerte e imponente es en Rusia, ese imperio intermedio en el que, por así decirlo, Europa retrocede hacia Asia. Allí se ha ido concentrando y acumulando fuerza de voluntad desde hace mucho tiempo, y esa voluntad, que nadie sabe si es voluntad de afirmar o de negar, espera amenazadora el momento en que se la haga accionar, por decirlo con la palabra favorita de los físicos de hoy.
(F. Nietzsche).
En las décadas futuras, el ferrocarril, las carreteras y las redes para el transporte de energía conectarán toda Eurasia a partir de un centro neurálgico asiático central y, sobre todo, uno afgano.
(Robert D. Kaplan).
En las décadas futuras, el ferrocarril, las carreteras y las redes para el transporte de energía conectarán toda Eurasia a partir de un centro neurálgico asiático central y, sobre todo, uno afgano.
(Robert D. Kaplan).
ÍNDICE
- INTRODUCCIÓN
- LAS CUENCAS ENDORREICAS Y LA IMPORTANCIA DE LOS SISTEMAS FLUVIALES
- ¿QUÉ ES EL HEARTLAND?
- BREVE HISTORIA DEL HEARTLAND
· Prehistoria
· Antigüedad
· Edad Media: Pax Mongolica
· Antiguo Régimen: cosacos y zares
· Los socialismos telúricos
· La Guerra Fría
· La globalización
- LA BANANA ROJA
- LA TEORÍA DEL HEARTLAND
· El mundo según Mackinder
· Extensión del Heartland e importancia de Europa del Este
· Alemania según Mackinder —Realpolitik, Kultur, Weltanschauung, la Escuela de Munich y la Geopolitik de Haushofer
- ¿ESTÁ OBSOLETA LA TEORÍA DEL HEARTLAND?
- ¿EXISTEN OTROS HEARTLANDS?
- EL HEARTLAND ÁRABE —NEJD Y EL CUERNO DEL DIABLO
- EL HEARTLAND AFRICANO
- EL CERRADO —BRASIL POSEE EL HEARTLAND DE SUDAMÉRICA
- LA GRAN CUENCA Y OTROS HEARLANDS NORTEAMERICANOS
- CASTILLA LA VIEJA ES EL HEARTLAND DE ESPAÑA
TERCERA
PARTE
- LA TEORÍA DEL MANPOWER ―LA GLOBALIZACIÓN CONTRA LA RAZA BLANCA
· La lucha por la mente humana: el ser humano como campo de batalla
- LA REBELIÓN DE LA TIERRA —DESMEMBRAR EL OCÉANO MUNDIAL ES ENSANCHAR EL HEARTLAND
· El Gran Tiempo contra el Gran Espacio
· Futuribles para el Heartland —un nuevo nuevo mundo, o el imperio
de tierra cerrada
· Futuribles para el Heartland —un nuevo nuevo mundo, o el imperio
de tierra cerrada
· Génesis del atlantismo
- EL ESTADO COMERCIAL CERRADO —AUTARQUÍA VS.
GLOBALIZACIÓN
- EL EJEMPLO COSACO Y LA IMPORTANCIA GEOPOLÍTICA Y
SOCIAL DE LAS FUERZAS ARMADAS
- NUEVOS VIKINGOS Y COSACOS PARA EURASIA: NECESIDAD
DE UNA BIOPOLÍTICA DEMOGRÁFICO-REPRODUCTIVA Y ÉTNICA PARA EL HEARTLAND
· España en el contexto del Heartland ―de Iberia a Siberia
LA TEORÍA DEL
MANPOWER ―LA GLOBALIZACIÓN CONTRA LA
RAZA BLANCA
El trabajo asalariado blanco de categoría inferior carece de todo valor; la masa obrera de las zonas carboníferas nórdicas se ha hecho superflua. Ésa fue la primera gran derrota de los pueblos blancos frente a la masa de los pueblos de color de todo el mundo... Ésa fue la primera señal amenazadora de que el dominio blanco del mundo se encuentra ante la posibilidad de sucumbir al poder de los pueblos de color como consecuencia de la lucha de clases que se libra a sus espaldas.
(Oswald Spengler, "Años decisivos").
Mackinder no consideraba, como los historiadores marxistas o demoliberales, que la Historia fuese una conjunción de procesos económico-sociales fácilmente predecibles, sino obra de la voluntad de los hombres. Fruto de la aceptación de este hecho es su reconocimiento de la importancia absoluta del manpower, el llamado por los romanos germen, que sería, como poco, igual de determinante que el territorio en la geopolítica ―recordemos que, en la geopolítica, lo geo depende de la tierra y lo político depende del hombre, estudiar al hombre y a las comunidades humanas es por tanto de una importancia fundamental en la geopolítica, no olvidemos que Stalin llegó a prohibir la geografía humana.
Manpower significa en inglés "el poder de los
hombres" o "fuerza humana". Podríamos traducir el vocablo
libremente como "capital humano". Para Mackinder, tres eran los
factores que modulaban la expresión estratégica del manpower: su número
(demografía), su virilidad (organización, disciplina, coraje, resistencia,
"espíritu", etc.) y su equipamiento (tecnología). Reconocer la
importancia del manpower implica aceptar que si un país no tiene industria, se
puede levantar, si carece de materias primas, puede enviar soldados y/o
empresas a conquistarlas, si su territorio es poco propicio al desarrollo,
puede anexionarse tierras mejores, si una ciudad ha sido destruida por un
terremoto, se puede volver a reconstruir, incluso si una pandemia diezma
gravemente la demografía, puede repoblarse con tal de que exista un poso de
manpower de calidad. Pero si un país pierde o corrompe su capital humano está
perdido, ya que sólo el trabajo —la acción, constructiva o destructiva, del ser
humano— hace funcionar a un Estado. El trabajo es la única fuente de riqueza y
depende de los hombres —y los hombres son paridos por mujeres. Por tanto, rara
vez una nación sucumbe a las guerras, las catástrofes y los ataques externos si
antes la degradación fisiológica, genética y moral de su manpower no la ha
carcomido desde dentro.
China presume de manpower en un desfile militar.
Para
la internacional marítima y comercial de la época de Mackinder, el
"problema" de Alemania era que allí la importancia del manpower era
reconocida desde la época de Federico el Grande. Decía el monarca prusiano que
Es desagradable ver el trabajo que se toman bajo
nuestro rudo clima para hacer crecer piñas, plátanos y otros frutos exóticos,
mientras que se ocupan poco de la prosperidad humana. Pero digan lo que
quieran, el hombre es más importante que todas las bananas juntas. Es él
la planta a cultivar, la que merece todas nuestras atenciones y nuestros
desvelos, pues representa el orgullo y gloria de nuestra Patria.
Sin
repetir el contenido pero sí la forma, el capítulo II del volumen II del
"Mi lucha" hitleriano es también un canto a la necesidad de cultivar
e incrementar el manpower con vistas a un fortalecimiento del Estado:
[El Estado racial] Tiene que comenzar por hacer de
la cuestión de la raza el punto central de la vida general; tiene que velar por
la conservación de su pureza y tiene también que consagrar al niño como el bien
más preciado de su pueblo. Está obligado a cuidar de que sólo los individuos
sanos tengan descendencia. (…) deberá considerarse execrable el privar a la
nación de niños sanos. (…) Por otro lado, el Estado tiene que velar porque la
fecundidad de la mujer sana no sufra restricciones como consecuencia de la
pésima administración económica de un régimen de gobierno que ha convertido en
una maldición para los padres la dicha de tener una prole numerosa.
Continúa
el austriaco:
Se formarán colonias cuyos habitantes todos serán
portadores de la sangre más pura y, al mismo tiempo, de gran capacidad. Será el
más preciado tesoro de la nación. Su progreso debe ser considerado con orgullo
por todos, pues en ellos están los gérmenes de un gran desarrollo nacional y de
la propia Humanidad.
Apoyada en el Estado, la ideología racial logrará a
la postre el advenimiento de una época mejor, en la cual los hombres se
preocuparán menos de la selección de perros, caballos y gatos que de levantar
el nivel racial del hombre mismo.
También
la educación y la cultura sufren un cambio radical bajo esta mentalidad
herética. La memorización mecánica de datos inútiles que el cerebro no retiene
pasados años —y que en realidad sirve para triturar los instintos naturales de
la juventud a fin de formar una generación de burgueses sedentarios,
conformistas y desustanciados, incapaces hasta de reproducirse— se ve
sustituida por una educación orientada a fomentar la capacidad física, la
fuerza de voluntad, el liderazgo, el carácter, la rapidez de decisión, el
espíritu de combate, el pensamiento crítico y la claridad mental. Tales ideas
llevaron a Hitler a pensar que el boxeo, el jujitsu, la instrucción militar, el
arte, la historia y la vida de campamento eran mucho más importantes que las
matemáticas o la química para la educación de la juventud y para la
supervivencia de un pueblo.
Fundándose en esta convicción, el Estado racial no
limita su misión educadora a la mera tarea de insuflar conocimientos del saber
humano. No, su objetivo consiste, en primer término, en formar hombres
físicamente sanos. En segundo plano está el desarrollo de las facultades
mentales y aquí, a su vez en lugar preferente, la educación del carácter y,
sobre todo, el fomento de la fuerza de voluntad y de decisión, habituando al
educando a asumir gustoso la responsabilidad de sus actos. Sólo después de todo
esto viene la instrucción científica.
El Estado racial debe partir del punto de vista de
que un hombre, si bien de instrucción modesta pero de cuerpo sano y de carácter
firme, rebosante de voluntad y de espíritu de acción, vale más para la
comunidad del pueblo que un superintelectual enclenque.
En
el presente, Japón brinda el ejemplo perfecto de la importancia del manpower.
Japón es un archipiélago de islas rocosas, aisladas, montañosas y de costas
abruptas, las tierras cultivables son escasas y las materias primas, incluso el
carbón y el hierro, casi inexistentes. De orografía endiablada, la construcción
de vías férreas fue problemática y se tuvieron que excavar túneles y tender
puentes. Históricamente, a Japón se le cortó todo acceso a fuentes de materias
primas obstruyendo seriamente su industria y haciéndole estallar hacia Estasia
ya antes de la Segunda Guerra Mundial. Al término de la misma, el país fue arrasado
por las bombas, incluyendo dos atómicas. Aunque la represión de la posguerra no
fue tan salvaje como la sufrida por Alemania, Japón fue gobernado entre 1945 y
1951 por un dictador estadounidense: el general MacArthur, que presidió la
ingeniería social y las reformas económicas que debían transformar para siempre
la sociedad y la economía japonesas. Los japoneses hubiesen podido pasar el
resto de su historia lloriqueando, yendo de víctimas, viviendo de ayudas y
quejándose de su opresión, pero a pesar de este escenario material tan
contrario a la prosperidad, otro hecho igualmente material (la enorme calidad
genética del manpower japonés, su inteligencia y capacidad de trabajo) hizo que
Japón se levantase de sus cenizas reconstruyéndose en tiempo récord hasta ser
la primera economía de Asia (actualmente es la segunda). Si bien es cierto que
la idiosincrasia y la cultura japonesas fueron torcidas por la ocupación
estadounidense y traumatizadas por la derrota del Imperio hasta el punto de que
hoy el carácter japonés parece una caricatura de lo que antaño fue (cosa que también ha pasado en Alemania y hasta en otras naciones que teóricamente ganaron la guerra), la promesa de
un Japón próspero y libre seguirá vigente mientras el capital humano del
archipiélago, la homogeneidad étnica del pueblo japonés y la fuente genética de
la tradición japonesa subsistan.
Japón no es una llanura feliz de clima benigno, sino
un archipiélago dividido, rocoso, montañoso, volcánico, acosado por terremotos,
con escasa tierra cultivable, pocos recursos de vida y materias primas,
inviernos gélidos y costas abruptas. Si estuviese habitado por haitianos en
lugar de japoneses, sería un Estado fallido en vez de la segunda economía de
Asia.
Islandia
constituye otro ejemplo muy elocuente. A menos de 3.000 km del Polo Norte, sólo
el 1% de su superficie es cultivable, el resto es una mezcla de glaciares,
montañas, tierras volcánicas, géiseres, llanuras pedregosas y otras superficies
estériles y no arables ni siquiera en primavera o verano. Carece de ríos
navegables o fuentes de materias primas, se encuentra a más de 5 horas de vuelo
de las capitales europeas y a 10 horas de vuelo de Norteamérica —siempre y
cuando la actividad volcánica no enturbie la visibilidad del espacio aéreo. Los
enlaces marítimos son aun más penosos, los icebergs no son infrecuentes y el
turismo es anecdótico. La islandesa no es una sociedad perfecta ni mucho menos,
pero a pesar de todo ello, de las crisis financieras y de las maquinaciones de
los bancos británicos y holandeses, la prosperidad de la isla de roca, fuego y
hielo es incuestionable debido a la laboriosidad, disciplina e inteligencia de
su capital humano.
Haití
es un ejemplo del caso contrario. Fértil y de clima benigno, la tierra permite
producir tres cosechas al año, más que suficiente para no sólo alimentar a la
población autóctona, sino también para exportar excedentes al extranjero.
Durante su época como colonia francesa, Haití producía más riqueza que las 13
colonias inglesas de Norteamérica juntas, abasteciendo a toda Francia y a buena
parte de Europa. En 1791, la población negra y mestiza, arengada por las nuevas
consignas de "libertad, igualdad y fraternidad", se levantó contra la
minoría francesa exterminándola en una masiva limpieza étnica muy poco recordada por la historia. Enseguida advino
la hambruna. Desde entonces, Haití es un desastre socioeconómico, una broma
como Estado, una base de Estados Unidos, un parásito que vive de ayudas del mundo
desarrollado y, en suma, un trozo de África subsahariana en mitad del Caribe.
Islandia, Haití y la importancia del manpower, o
cómo convertir un infierno glacial en un paraíso nórdico y un paraíso tropical
en un infierno tercermundista. Si Haití estuviese habitada por franceses (como
en el Siglo XVIII), o por alemanes (como muchas partes de Brasil), se trataría
de un país incuestionablemente próspero.
Debido
a la acción ideológica y social del cristianismo primitivo, el demoliberalismo,
el marxismo, el psicoanálisis freudiano, la antropología boasiana, la escuela
de sociología de Frankfurt y el Concilio Vaticano II, todos ellos antepasados
del actual pensamiento políticamente correcto (quizás mejor llamado
judeocristianismo cultural), estos contundentes ejemplos son desterrados
rápidamente: lo importante es la "cultura", la "educación"
y el "entorno". Educad a un pueblo, se nos dice, culturizadlo, y
conseguiréis elevarlo. "La educación
es el arma más poderosa para cambiar el mundo", declaró en consonancia
con esta ideología el ex-terrorista anglófilo Nelson Mandela, agente de la ONU
y de la familia Oppenheimer en Sudáfrica y actualmente "santo laico"
de la globalización.
Estas
personas pretenden obviar que la Naturaleza pone límites claros, que unos tipos
humanos tienen más potencial que otros, que por tanto la semilla de la
educación brota mejor en ciertos tipos humanos y que de donde no hay, no se
puede sacar. Los libros y el aprendizaje artificial no pueden sustituir el
instinto innato y cientos de miles de años de selección natural, porque la
cultura y las modas son fenómenos cambiantes, accesorios y transitorios, mientras que el
genoma es mucho más permanente. Del mismo modo, un subnormal nunca ganará el
premio Nóbel de Física, un tetrapléjico nunca batirá el récord de 200 m vallas,
un blanco nunca será campeón de 100 m sprint, un negro nunca será campeón de
100 m natación, un aborigen australiano nunca será campeón de ajedrez y un
chino nunca será campeón de culturismo —y esto no es ni discriminación ni
racismo, es la realidad natural de los hechos en oposición al idealismo
artificial de la "igualdad". Incluso cuando la educación dota de
cierto barniz ordenado a tipos humanos desordenados (siempre teniendo en cuenta
que existen individuos excepcionales tanto por encima como por debajo de la
media de cada raza), cualquier situación de crisis, cualquier cambio de
vientos, cualquier caos provisional, cualquier regresión a la Naturaleza y a la
barbarie, harán que la genética se imponga de nuevo, que los efectos del superficial
adiestramiento reviertan a su estado primitivo y que la cabra tire al monte.
Se
podrá hablar por tanto de la importancia de la cultura como elemento social
aglutinador en la Geopolítica, que dota de cohesión y continuidad histórica a
un grupo humano, pero siempre teniendo presente que la relación entre una
cultura y una etnia es una carretera de doble sentido: toda cultura, todo
imaginario colectivo, toda cosmovisión, toda ideología, tradición y religión es
siempre el resultado del tipo humano que la creó y del territorio donde nació
—y por tanto de un código genético, de un entorno ambiental y hasta de un
momento histórico determinados. Una raza tampoco puede adoptar una cultura
ajena a su psiquis innata sin provocar graves desajustes. Por ende, aquellos
que afirman la importancia de la educación en realidad afirman la importancia
de los "educadores", es decir, de sistemas de narcosis social,
control social, castración social y domesticación social en manos de refinados
ingenieros sociales volcados en luchar contra la Naturaleza, especialmente
contra la naturaleza humana. Y es que si partimos de la base de una raza que
sea noble, valiente, sana, fuerte, autosuficiente, competitiva e inteligente
por sí misma de forma innata ―una raza que requiera menos esfuerzo educativo
para alcanzar la excelencia―, todas las mafias de ingenieros sociales, castas
burocráticas y profesionales de la caridad (que bajo su fachada de querer
"mejorar al hombre" en realidad siempre aspiran a convertirse en
pastores-esclavistas de un rebaño domesticado, corrompido y manipulable) de
repente carecerían de motivo para existir. La casta de los ingenieros sociales
necesita por tanto que existan bolsas sociales de enfermedad, ignorancia,
depravación, inseguridad, inestabilidad, mestizaje, pobreza, desarraigo y
estupidez, necesita que el mal eche
raíces firmes en el mundo y que se perpetúe [1]. Necesita, en suma, que no existan tipos humanos nobles,
fuertes, valientes, rebeldes, altruistas e inteligentes para poder presentarse
ella como la única organizadora posible del mundo y de la humanidad. Necesita
gente incapaz de ayudarse a sí misma para ser ella quien los "ayude".
Para eternizarse en el poder, necesita eternizar a un tipo humano
permanentemente necesitado de la educación y/o de la dominación férrea para ser
salvado de sí mismo, y por tanto dependiente de sus amos. Así, la casta de los
ingenieros sociales pretende concentrar el mayor poder posible (el Gobierno
Mundial) en las menores manos posibles (un núcleo reducido de familias
agrupadas en torno a la Alta Finanza). Y por supuesto, todo esto no es posible
sin la "educación", es decir, la manipulación de la mente humana para
hacer que encaje a martillazos en la granja global preconizada por los pastores
de nuestro siglo. La reproducción desmesurada de la pobreza en el Tercer Mundo
a partir de la segunda mitad del Siglo XX es un fenómeno extraordinario de
importancia mundial, cuyos orígenes deben ser buscados en el judeocristianismo
cultural de las ONGs y fundaciones privadas de Occidente.
De
todo esto se concluye que las mafias de la caridad (iglesias, ONGs, servicios sociales) no tienen la más mínima
intención de acabar con la pobreza y la miseria, del mismo modo que la
industria farmacológica no tiene la más mínima intención de acabar con las
enfermedades, o las revistas de dietas de acabar con la obesidad y la
celulitis.
Ahora
que aun está reciente el recuerdo de la visita del Papa a Brasil a finales de
Julio, podemos rescatar una declaración suya. Francisco I habló de educación para luchar contra el problema de las drogas… esta
"educación", naturalmente, estaría a cargo de la Iglesia: mientras
haya drogas, esta Iglesia tan moderna, tan post-Concilio Vaticano II, seguirá
siendo necesaria. Parece que el Vaticano no quiere que el individuo se acerque
a la Iglesia espontáneamente por creencias sólidas o por tradición ancestral,
sino por pura desesperación y abandono. El objetivo real del Vaticano en los
"bajos fondos" del mundo es penetrar en estos escenarios para
establecer redes de Inteligencia a pie de calle. Pero la realidad es que el
problema de las drogas puede combatirse perfectamente de otras muchas maneras y
Su Santidad debería entender que la mansedumbre no es la única forma que tiene
un pueblo de enfrentarse a los obstáculos. Las drogas, por seguir con el caso,
podrían combatirse dándole un tiro en la nuca a cuanto hombre o mujer comercie
con la droga en la vía pública o en los locales, cazando como animales a los
grandes narcos, arrasando sus propiedades y exterminando tanto a sus ejércitos
privados como a sus cortes de prostitutas aficionadas, procesando a los
políticos, jueces, abogados y policías corruptos y haciendo que se pudran en
prisión o en trabajos forzados, haciendo redadas y registros masivos en locales
nocturnos y arrestando a cualquiera que lleve droga encima, o hasta devastando
militarmente los santuarios del narcotráfico. A la mayoría de los Estados no
les faltan los medios para realizar todas estas operaciones, que producirían un
potente shock en la psique colectiva de los pueblos y cambiarían para siempre
la cultura popular a pie de calle. Si dichas operaciones no se llevan al cabo
es porque existen organizaciones globalistas, así como intereses comerciales
manejados por diversos servicios de Inteligencia, que saldrían seriamente
perjudicados y que atacarían con todos sus medios al Estado que así se
comportase. Pero eso no significa que la lucha contra la droga no se pueda y
deba llevar al cabo, como de hecho se está haciendo en Brasil, en Rusia (destacando
Victor P. Ivanov, director del Servicio Federal de Narcóticos de Rusia) y en
Irán.
Retomando
de nuevo el hilo del capital humano, durante mucho tiempo las inercias de la civilización
han tendido al desangramiento y dilapidación de la moneda genética de los
pueblos europeos. Contra los tomahawks de bronce de la Era de los Metales,
contra los escudos de las legiones romanas, contra las flechas de los arqueros
ingleses, contra las cimitarras de los sarracenos, contra las picas de los
tercios españoles, contra las galeras turcas, contra los muros de las ciudades
holandesas, contra las lanzas de la caballería pesada francesa, contra las
represiones de Cromwell, contra las bayonetas de Napoleón, contra las
ametralladoras de los alemanes, contra los cañones del Ejército Rojo, se arrojó
oleada sobre oleada de hombres de una calidad que hoy en día resulta difícil de
concebir; hombres duros que, de existir en el presente, no permitirían la
destrucción de sus pueblos a manos de una cobarde casta de parásitos
con corbata atrincherados en jaulas de Faraday, la esclavización de sus
descendientes por una élite anémica o que sus tierras fuesen colonizadas por
pueblos tercermundistas que se aprovechan de la decadencia de nuestra
civilización y que ejecutan la agenda de limpieza étnica de la oligarquía
globalista.
Decía
George B. Shaw que "los fuertes se destruyen entre sí y los débiles
continúan viviendo". A lo largo de milenios, los pueblos europeos, por su
misma naturaleza guerrera y activa, hemos sufrido una selección natural
invertida que ha ido erradicando a los mejores estratos genéticos —un fenómeno
conocido como disgenesia. Esta
disgenesia ha debilitado nuestro poso genético hasta el punto de comprometer
nuestra supervivencia como familia internacional y subordinarnos a los
descendientes de aquellos que no vivieron por la espada y la verdad, sino por
el dinero y la mentira. Ha sido una lucha entre dos antiguas formas de
depredación: la depredación convencional y el parasitismo… y el parasitismo va
ganando. En términos geopolíticos, esto se traduce en la desvirtuación de los
imperios hasta convertirse en sus reflejos antitéticos: el Imperio Romano deja
de ser un imperio del "Senado y Pueblo de Roma" para convertirse en
el imperio de la oligarquía religiosa del Vaticano, el Imperio Británico deja
de ser un imperio de los militares ingleses para convertirse en el imperio de
la élite financiera de la City de Londres, el Imperio Francés deja de ser un
imperio de la República para convertirse en el imperio de un conglomerado de
multinacionales, intereses y logias masónicas, y así sucesivamente: donde antes
estaba la fuerza bruta, la lucha directa y el camino de las armas, ahora se
erige la manipulación de la mente y del dinero; donde antes se promovía al
hombre-guerrero, ahora se promueve al hombre-rebaño y al usurero.
La
medicina moderna también ha hecho una labor desastrosa en el ámbito evolutivo.
Encerrando a los inteligentes en estudios, oficinas y laboratorios y
haciéndoles renunciar así a una tasa de fertilidad mucho más plena, ha
conseguido a cambio multiplicar a los tontos y débiles: la situación
exactamente opuesta a la deseable. En el mundo moderno, los fuertes e
inteligentes se desloman remolcando con el sudor de su frente a los débiles y
estúpidos.
Es
en la era de la globalización que el genocidio de la mejor sangre europea ha
sido plenamente institucionalizado por las nuevas castas dominantes. Hoy
asistimos a una limpieza étnica de la humanidad eurodescendiente en el mundo
entero; a pesar de ser una limpieza étnica blanda (a veces no tan blanda),
ejecutada no por ejércitos convencionales, sino por bancos, medios de
comunicación, ONGs, ayuntamientos, mezquitas, iglesias, gobiernos, empresas, ideologías
oficialistas, mafias y servicios sociales, cumple absolutamente todos los
requisitos de un genocidio en toda regla según la definición de la ONU. Los
geoestrategas de la globalización están claramente determinados a extinguir el
manpower de los europeos étnicos, demoliendo los cimientos de nuestro orden
social, envenenando nuestro espíritu con ideas autodestructivas, castrando
psicológicamente a los hombres, embruteciendo el carácter de las mujeres,
destruyendo nuestro instinto de autodefensa y territorialidad, y colonizándonos
e hibridándonos con razas border-line para reventarnos desde dentro y para
exterminar lo que queda del legado genético de las razas nórdicas del
Paleolítico.
París.
La
oligarquía globalista (que considera que la tecnología ya hace posible que el
mundo sea gobernado por una ínfima cantidad de personas, tal y como describe el geoestratega Zbigniew Brzezinski en "La era tecnotrónica") ya no
necesita a la raza blanca para imponer su dominio global. Al contrario, ahora
necesita desembarazarse de los pueblos europeos (incluyendo eurodescendientes
en ambas Américas, Oceanía, Sudáfrica, etc.) porque considera que son los principales
rivales en el reparto del pastel global. Más cantidad de personas inteligentes,
organizadas, valientes, con conciencia de grupo y con instinto de territorio
significa más bocas con las que compartir el pastel y por tanto menos pastel
por boca. Una clase media numerosa, fuerte y nacionalista significa una clase
alta globalista menos influyente. Si lo que se pretende es concentrar el capital para que una ínfima
minoría cosmopolita ―especialmente formada por judíos asquenacíes― sea
descomunalmente poderosa y rica, todos los demás pueblos deben ser impotentes y
pobres. Así que del mismo modo que la familia Oppenheimer se está quitando del
medio a los blancos sudafricanos para poder saquear más fácilmente el oro y los
diamantes de Sudáfrica, propiciando que el país se convierta en otro estado
fallido subsahariano-tercermundista víctima de corporaciones transnacionales,
también las demás familias de la Alta Finanza globalista necesitan quitarse del
medio a la "raza blanca" como tal para poder dominar el mundo sin
oposición, y para ello se ponen de parte de las razas oscuras, promocionándolas
siempre en detrimento de la nuestra. El final será la globalización del
tercermundismo, un mundo de esclavos en el medio de los cuales, como oasis
neofeudales, se erguirán las lujosas e hipertecnologizadas torres de marfil y
burbujas de cristal de los descendientes de la actual élite financiera que, por supuesto, no se mezclarán con otras razas. Estados
Unidos y la Unión Europea parasitan el genio y la laboriosidad de la raza
blanca, pero son, de hecho, entidades ferozmente antiblancas: en el seno de
ellas, el hombre blanco ha abdicado, se
ha rendido, trabaja mansamente y paga religiosamente sus impuestos para
financiar su propia aniquilación. La tercermundización de Occidente parece ser
una de las paradas obligatorias en la ruta hacia el Nuevo Orden Mundial, y
tanto EEUU como la UE son núcleos esenciales de ese nuevo orden.
Sin
embargo, cualquier Estado realmente soberano debería abandonar los peligrosos
lastres morales e ideológicos del pasado judeocristiano, darse cuenta del
sombrío futuro que le espera al mundo si triunfa la globalización, rebelarse
contra los apóstoles de Globalistán y aceptar sin mayor sensacionalismo que, en
este maltrecho planeta, los tipos humanos más evolucionados —particularmente
con mayor desarrollo de los tejidos y zonas del cerebro de aparición evolutiva
reciente—, de mayor potencial y máximo valor para la vertebración de un Estado
son en general aquellos propios del norte de Europa y el este de Asia. Las
relaciones entre estas comunidades raciales (por ejemplo, la Ruta de la Seda) son como el flujo negativo-positivo
de un circuito eléctrico, han sido durante siglos la clave de la geopolítica y
es de esperar que sigan siéndolo tanto para bien como para mal. Entre el norte
de Europa y el este de Asia, el mundo semita aparece como una anomalía
intermedia, un cortocircuito que perturbó el correcto flujo de relaciones: del
mundo semita salieron el judaísmo, el cristianismo primitivo, el Islam, el
demoliberalismo, el capitalismo, el comunismo y el globalismo.
Tanto
el tipo europeo como el tipo estasiático son variedades humanas que surgieron
en entornos fríos (ya en el Siglo XVIII Montesquieu notaba las diferencias
evolutivas producidas por el frío
en las razas humanas) y altamente hostiles para la supervivencia, que imponían
la necesidad de aumentar las operaciones de caza, de comer carne y de adoptar
tradiciones sólidas y organizaciones tribales férreas. La civilización es el
mero producto del transplante de estos tipos humanos a territorios mucho más
propicios para la vida, donde la supervivencia no entraña tanto esfuerzo, donde
aquellas tribus tan regimentadas se convirtieron en Estados e Imperios y donde
su genio innato ―"liberado" de la dura tarea de sobrevivir y evolucionar―
se desvió por laberintos tortuosos. Los Estados que mimen, protejan y cultiven
sistemáticamente la calidad y cantidad de dichos tipos humanos incrementarán su
poder y se convertirán en islas de orden y eficacia, los que no lo hagan
acabarán como estados fallidos absorbidos en el maremágnum de Globalistán y las
multinacionales.
De
todo esto podemos sacar en claro que la civilización moderna, de influencia
predominantemente marítima, al no poder homogeneizar la humanidad en base a
factores reales como la sangre o el territorio,
pretende nivelarla por lo bajo en base a factores abstractos e intangibles como la cultura, la ideología, la
"democracia", la "libertad", los "derechos
humanos", los "mercados", la educación, la usura, la deuda, la
religión y la moneda falsa, factores todos "idealistas" que lo que
esconden es el ansia de poder de una minúscula y cobarde élite plutocrática,
usurera y manipuladora de la mente humana.
Una
civilización telurocrática debe basarse en factores obstinadamente reales como
el territorio, la productividad, las necesidades reales de la población, los límites de los recursos terrestres, la
demografía, el capital humano y las similitudes genéticas de las grandes
familias humanas, de las cuales la que nos atañe a nosotros —los aborígenes del
continente europeo— es la "raza blanca": un bloque social
multinacional que, sin ser homogéneo ni mucho menos, comparte una herencia
similar, tiene más coherencia étnica que cualquier otro grupo humano de un
tamaño tan grande y se caracteriza por su elevada inteligencia, creatividad,
espíritu emprendedor, abundancia de genios, potencial atlético y algo que
podríamos llamar "plusultrismo". Reveladoramente, esta gran familia
de pueblos es la que está siendo más agresivamente atacada por la globalización
—lo cual implica que luchar por el incremento del poder de este conglomerado,
así como por los valores tradicionales asociados a él, equivale a luchar contra
la globalización. Del mismo modo, el hecho de que actualmente en Occidente se
esté criminalizando y desprestigiando al varón
blanco joven y heterosexual implica por fuerza que él es el único que
podría, bajo condiciones determinadas, derribar el sistema globalista basado en
la Alta Finanza.
Huelga
decir que los geoestrategas de la globalización (es decir, los hombres
poderosos de la Alta Finanza, las multinacionales, la industria mediática, los
Estados secuestrados y otros emporios cancerígenos) sí creen claramente en la
supremacía del manpower por sobre la educación. Prueba de ello es que no se han
limitado meramente a "educar" (lavarles el cerebro) a los pueblos
europeos para degradarlos, sino que han implantado en Occidente colonos de una
calidad totalmente diferente a la de los pueblos europeos, con la esperanza de
subvertir completamente el paisaje étnico y la geografía humana de Occidente.
La lucha por la
mente humana ―el ser humano como campo de batalla
Aquellos que manipulan el mecanismo oculto de la sociedad constituyen un gobierno invisible que es el verdadero poder que gobierna nuestro país. Somos gobernados, nuestras mentes moldeadas, nuestros gustos formados, nuestras ideas sugeridas, mayormente por hombres de los que nunca hemos oído hablar. Esto es un resultado lógico de la manera en que está organizada nuestra sociedad democrática... En casi cualquier acto de nuestras vidas, sea en la esfera de la política o de los negocios o de nuestra conducta social o en nuestro pensamiento ético, estamos dominados por un número relativamente pequeño de personas que entienden los procesos mentales y los patrones sociales de las masas. Son ellos quienes manejan los hilos que controlan la opinión pública.
(Edward L. Bernays).
Si llevamos la importancia del manpower hasta su consecuencia lógica, desprenderemos que los procesos más importantes en el devenir de la civilización no son los económicos, sino los evolutivos a largo plazo: aquellos que afectan a la mente y a los genes, cambiando la expresión del manpower. Las tendencias reproductivas, los cambios alimentarios, las religiones, las ideologías, las culturas, las filosofías, etc., tienen una influencia desproporcionada en cuanto a que son capaces de conquistar un manpower determinado y modificar su comportamiento. Cuando una oligarquía determinada desea obtener poder por sobre la voluntad humana (y no hay forma de poder más absoluta que ésa), lo primero que hace es manipular el paisaje psicológico y biológico de los pueblos que desea dominar.
En
comparación con estos procesos que tienen lugar en la dimensión del imaginario
colectivo de un pueblo y en la reproducción de las nuevas generaciones, la
economía y estrategias globales son el mero resultado lógico e inevitable de
mentalidades, de formas de pensar, de tipologías humanas y de mezclas e
hibridaciones genéticas, así como de condicionamientos instintivos adquiridos
en nuestra larga Prehistoria y profundamente arraigados en la conducta humana,
que pueden ser utilizados, subvertidos y vueltos en contra de sus portadores.
La alimentación post-neolítica y ahora la industrial, la irrupción de
religiones orientales en Europa, el barrido del antiguo imaginario pagano, el
control de la televisión o actualmente la inmigración masiva tercermundista
sobre Occidente, están jugando y van a jugar, un papel evolutivo importantísimo
en el futuro de la especie.
Consecuentemente,
el ser humano mismo se ha convertido en un campo de batalla entre el mundo
natural enraizado en nuestros genes y en nuestra "voz interior", y la modernidad decadente predicada desde
los bancos, las multinacionales, las iglesias infiltradas, la música y los medios de
comunicación. Si quienes desean el poder deben luchar por poseer la mente humana,
quienes dominen la propaganda (medios de comunicación, sistemas educativos, modas,
ideologías y/o religiones), dominarán al ser humano y por tanto al mundo. Al
conjunto de esfuerzos orientados a cambiar el comportamiento de naciones
enteras se le llama ingeniería social.
A
estas alturas de la globalización ya no queda duda en cuanto a que quienes
dominan hoy el mundo no les interesa dejar que el individuo se eleve y cultive
su creatividad, fecundidad y poder individual, ya no digamos permitir que
varios individuos fuera de los círculos de poder se unan y se comporten como un
solo ser con intereses propios. Estamos ya en condiciones de identificar cuáles
son las tendencias que la globalización pretende imponer a la raza blanca a través de su
ingeniería social:
•
Destrucción de la colectividad: raza, nación, cultura, religión, clase social, profesión, familia o cualquier puntal de identidad colectiva en torno al cual pueda organizarse un grupo fuerte. Todo debe
sumergirse en un confuso revoltijo global. Cuando el individuo es sólo
"uno más" y no está integrado en un grupo fuerte, una tribu que lo
canalice y lo proteja, es cuando es más fácil dominarlo, manipularlo y meterle
ideas en la cabeza. Toda buena secta (y la globalización es una secta de masas)
debe desarraigar al individuo antes de remodelar su mente.
•
Balcanización social y guerracivilismo:
hombres contra mujeres, jóvenes contra mayores, separatismos, tribus urbanas, sectas,
partidos políticos, equipos de fútbol, subvención de "minorías
étnicas", cualquier cosa que divida a la sociedad promocionando el
"todos contra todos" que desvía la ira del pueblo y que nos divide
para que la casta financiera pueda vencer.
•
Relativismo y degeneración del comportamiento: todo lo que hagas está bien, puedes
serle infiel a tu mujer o marido, puedes hacer de la pereza, la indisciplina y la complacencia una forma de vida, puedes meterte latas de coca-cola por el
culo, puedes esnifar, fumar, tragar o
inyectarte todas las drogas habidas y por haber, puedes robar, corromper y
sembrar el mal a tu alrededor, puedes abortar las veces que haga falta, puedes tener relaciones sexuales con gente de tu
mismo sexo, puedes hacer daño a animales indefensos y puedes incurrir en los vicios más depravados, todo eso no te convierte en un ser despreciable, porque no existen tabúes y no existen pecados. Nunca serás
castigado por tus faltas porque no existe el bien, no existe el mal y no existe
un Más Allá donde, liberados de las ataduras terrenales y del peso de lo
carnal, veremos las cosas más claras y seremos llamados a rendir cuentas por nuestros actos y a pagar nuestras
faltas para equilibrar la balanza del Cosmos. A este estado de soberbia sacrílega, ignorante y autodestructiva los antiguos
griegos lo llamaban hubris o hybris.
•
Promoción del hedonismo,
que el individuo viva sólo para sí mismo, es decir, que sea un payaso
desamparado y débil, sin tribu. Puesto que el ser humano no necesita que le den
nada, sino ganárselo él, este hedonismo gratuito y barato no le saciará y
buscará siempre más materia y más placer sensorial que devorar. La última
parada de este recorrido es el reventamiento mental, la degeneración física, el
envejecimiento prematuro y un espíritu quemado que ya no cree en nada.
•
Aniquilación de los valores del viejo
mundo. Honor, fidelidad, altruismo, patriotismo, sentimiento del deber,
coraje, fiereza, heroísmo, generosidad, disciplina, respeto, solidaridad colectiva,
brutalidad, orgullo de familia, de tradición y de linaje, etc.
•
"Liberación de la mujer"
es el nombre que se le ha dado a la operación de duplicación de la mano de
obra, aumento del consumo y reducción de los salarios a la mitad gracias al
sometimiento de la mujer a los caprichos del mercado laboral y del capitalismo. Los efectos han sido la
desintegración de la célula familiar y el desarraigo de los hijos de la misma,
arrojándolos a ser criados por el Estado, el sistema educativo, la televisión y
las multinacionales, haciendo entrar al comercio internacional en el último
reducto del mundo natural: el hogar. Una sociedad que promueve a la mujer
promiscua como "interesante" y "experimentada", que se burla de las madres de familias numerosas, que
considera que una quinceañera virgen es tonta y que carece en cambio del
arquetipo de la madre joven y pura, de la verdadera hembra, es una sociedad condenada a la disolución.
•
Materialismo. La abundancia material
y los estímulos sensoriales desordenados están controlados por el sistema, ergo
hacer al ser humano adicto a la materia y a las modas lo hará adicto al sistema
y además lo alejará de lo espiritual, del ejercicio de las partes cerebrales de
aparición evolutiva reciente (como el neocórtex) y del mundo de los sueños, las
experiencias místicas, el amor verdadero, la pasión, la fe y lo sobrenatural. La prosperidad, la riqueza y la abundancia en realidad corrompen el alma humana y hacen que se olvide de lo que realmente importa. Lo que hace crecer al ser humano son los obstáculos, la adversidad y el verse forzado a emplear a fondo y ejercitar todo su potencial. Entre los tres pilares de un Estado
(Palacio, Templo y Mercado), el Mercado se
identifica con los objetos inanimados, el dinero que producen y los instintos
bajos que impulsan a su adquisición. En última instancia, el Mercado comercia
con personas. Para eso, es necesario objetificar y cosificar a las personas, en
una palabra, deshumanizarlas y despojarlas de espíritu, a la vez que se
confieren cualidades humanas y divinas a objetos inanimados, en parte para
justificar la cantidad de dinero no-respaldado que existe en el mundo, y en
parte para llenar el hueco del espíritu arrebatado al hombre; ésta es la esencia de la especulación. Despojado
de su lado espiritual y del amor, pero también despojado de su lado natural y
animal, de su instinto de fiereza y lucha, el ser humano moderno se convierte
en un pelele.
•
Promoción agresiva de la disgenesia,
del multiculturalismo y de todas las
razas menos la blanca en las naciones occidentales: la raza blanca misma parece
un obstáculo a quitar del medio. La inmigración y el multiculturalismo son vacas sagradas, tabúes modernos que nadie dentro del sistema oficial se atreve a cuestionar. La globalización y su ideología multirracial
se han convertido en el nuevo dogma conservador de nuestro tiempo; ahora lo
revolucionario y herético es hablar de razas, de pureza racial y de luchar por
la supervivencia de tu código genético.
Aunque
la oligarquía moderna está resultando ser un nido de neuróticos rabiosos
altamente peligrosos para la humanidad y el planeta, el problema no es en sí la
existencia de élites y castas. Los Homo sapiens ―sea lo que sea eso― somos
mamíferos y primates y, como tales, jerárquicos: siempre habrá individuos Alfa
e individuos Beta y por tanto siempre habrá élites. La única pregunta que cabe
es ¿por qué tipo de élites seremos conquistados? ¿Por una interesada en elevar
a los pueblos del mundo y devolverles su papel en la orquesta del Cosmos, o por
una interesada en esclavizarlos y hundirlos, arrebatándoles cualquier anhelo
espiritual, cualquier pequeño acto de rebeldía, cualquier pequeño placer personal,
cualquier modesto triunfo o satisfacción íntima, cualquier sentimiento de amor
y sacrificio hacia sus semejantes, cualquier rastro de odio e ira en contra de
los gusanos del mundo, susceptible de elevarlos?
LA REBELIÓN DE LA
TIERRA —DESMEMBRAR EL OCÉANO MUNDIAL ES ENSANCHAR EL HEARTLAND
La
vida en el planeta surgió en el mar; la tierra es un entorno evolutivo
conquistado por la vida solo recientemente. Se piensa hoy que la vida apareció
en el mar hace 3,8 mil millones de años y que los primeros seres vivos en
colonizar tierra firme lo hicieron hace "sólo" 440 millones de años.
El mar representaría por tanto lo abismal y primigenio, una reserva de vida y
evolución; incluso si un cataclismo desolase la superficie terrestre matando a
todos los seres vivos, las tierras emergidas acabarían siendo colonizadas y
repobladas tarde o temprano por nuevas formas de vida vomitadas desde las
profundidades marinas. El geoestratega y contraalmirante de la Armada estadounidense Alfred Thayer Mahan, consideraba al mar como una "gran autopista" o un "gran espacio de uso común", y añadía que poder naval no era otra cosa que la capacidad de proteger flotas comerciales. "Quien domine el mar domina el comercio mundial, quien domine el comercio mundial domina el mundo", aseguraba el militar.
En
comparación con el inestable y dinámico mar, surcado por olas inagotables,
corrientes marinas, vientos impredecibles, espumas, empresarios emprendedores y
navegantes audaces, la tierra, estable, "conservadora" y duradera, no
parece a primera vista dada a una acometida feroz y repentina. El papel de la
tierra es el de incubar semillas y cocinar ingredientes, en este caso genio
humano, recursos materiales, voluntad de poder y la energía latente de las
grandes masas humanas y los sistemas de poder político. Estos ingredientes,
firmemente arraigados y desarrollados a su debido tiempo, son luego los
encargados de extender la misión de la Tierra.
Si
el poder del Mercado se ha encarnado en las potencias marítimas, entonces por
fuerza el poder del Palacio (el Estado, tal y como vimos en otro artículo) debe encarnarse en las potencias continentales. Si la estrategia
marítima consiste en multiplicar las islas y dividir las tierras ―especialmente
excavando canales, aprovechando los lugares donde el mar estrangula a la tierra
(o donde la tierra se estrecha) y tirando de balcanización política―, la
estrategia terrestre debe consistir en multiplicar los lagos cerrados, dividir
los mares, bloquear los estrechos y construir en cambio puentes de tierra que
corten el comercio marítimo. Del mismo modo que la estrategia marítima
convierte enormes espacios terrestres en islas separadas, la estrategia
continental convierte océanos y mares enteros en simples lagos interiores, cámaras marinas vedadas al exterior. El
bloqueo de estrechos y el control férreo de mares harían que el Heartland se
ensanchase, fagocitando la mayor parte de Eurasia y abarcando también enormes
extensiones de Arabia y África en una vasta continuidad terrestre desde el
Océano Ártico hasta el estrecho de Gibraltar.
Dicen
que la unidad de los océanos es un hecho. Pues bien, la acción de las potencias
continentales puede subvertir este hecho, creando espacios marítimos cerrados,
convertidos en lagos bajo el control efectivo de la Tierra, o bien partiendo el
Océano Mundial en infinidad de mares separados por cadenas insulares. Del mismo
modo que el Océano puede ser utilizado para balcanizar la Tierra (por ejemplo,
el Canal de Suez convirtió a Eurasia y África en islas separadas y lo mismo
hizo el de Panamá con Norteamérica y Sudamérica, mientras que durante años, una
penetración atlantista desde Georgia hasta Azerbaiyán separaba a Rusia de
Armenia e Irán), la Tierra puede ser utilizada para balcanizar ese Océano. Los
lugares donde estas tácticas de balcanización marítima serían más fáciles de
llevar al cabo son en los principales estrechos, canales y barreras insulares
del mundo.
Ahora
veremos lo que pasaría si alguna/s superpotencia/s bloquease/n el acceso a
ciertos espacios marítimos convirtiéndolos de facto en lagos interiores. Estos
mapas pretenden dar sólo una mínima idea del potencial de una superpotencia
eurasiática que emplee la tierra para proyectar poder. Cerrar estrechos no
tiene que hacerse necesariamente manu militari (artillería de costa, minas
submarinas, flotas), es perfectamente factible hacerlo mediante las rutas
comerciales, las alianzas políticas y otras formas de control territorial.
Los
mapas que siguen sólo pretenden ser orientativos y dar una idea aproximada de
las implicaciones geopolíticas de cerrar ciertos estrechos y barreras insulares
(negar el acceso oceánico a ciertas cuencas fluviales), no expresar realidades
incuestionables.
Si Europa del Este es la salida más despejada del
Heartland, los primeros espacios marítimos a cerrar serían el Mar Negro, el
Báltico y el Mar Blanco. Los gasoductos Nord Stream y South Stream son pasos
muy importantes en este proceso, el "escudo antimisiles" de la OTAN
un escollo importante.
La continuación lógica de la expansión del Heartland
descrita por Mackinder en 1919 es ésta. Una potencia dominadora del Heartland
partiría el Rimland en dos, dominando prácticamente toda Pentalasia y
obteniendo una salida al Índico en el punto más vulnerable del Rimland:
Baluchistán. La operación casi conllevaría de por sí un bloqueo del estrecho de
Hormuz, convirtiendo el Golfo Pérsico en un lago interior inaccesible al poder
marítimo y uniendo el heartland árabe al Heartland eurasiático. Irán sería
claramente el candidato más razonable a llevar al cabo esta operación. La
región está atiborrada de hidrocarburos, por lo que la obsesión del atlantismo
con Irán y Hormuz es comprensible.
Bloqueo del Egeo y el Adriático. En este mapa se
aprecia muy bien el papel del narco-estado de Albania. El Egeo fue el Mare
Nostrum de la Grecia clásica, siendo Asia Menor lo que Noráfrica era a Roma y
Troya lo que era Cartago. La cadena insular del sur (que incluye Creta y Rodas)
actúa como un tercer cerrojo del Mar Negro, después del Bósforo y los
Dardanelos. El Adriático es hoy un mar balcanizado y aislado
por la OTAN, cuando en otros tiempos florecieron en sus orillas ciudades tan
prósperas como Venecia, Trieste o Zara. Otros espacios del Mediterráneo
susceptibles de ser bloqueados son el Mediterráneo Oriental (al este de la
línea Creta-Cirenaica), el Mar Jonio (al este de Sicilia-Túnez) y el Mar
Tirreno (Génova-Córcega-Cerdeña-Túnez).
Bloqueo del Mar Rojo (Suez-Mandeb). Poco
impresionante bajo el punto de vista de las cuencas fluviales, este bloqueo es
importante por su papel de frustrar el nexo Mediterráneo-Índico, obligando a
tomar la ruta mucho más penosa de Buena Esperanza. Tanto Italia como Rusia y
Francia han tenido ambiciones de dominar el estrecho de Mandeb.
El bloqueo de Gibraltar tendría consecuencias
tremendas, entre ellas negar el acceso oceánico a la rica cuenca del Nilo.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Hitler le pidió a Franco bloquear el estrecho de
Gibraltar, ofreciendo tropas alemanas para tomar el peñón (Operación Félix).
Como esto hubiese supuesto un escenario similar al de la Guerra de
Independencia contra los franceses, Franco ofreció tomar él mismo Gibraltar,
pero puso una condición: que los alemanes e italianos cerrasen antes el canal
de Suez. La idea era negar todo acceso del Imperio Británico al Mediterráneo,
convirtiéndolo en un Mare Nostrum
como durante la época romana. La derrota del Eje frustró esta operación, pero
la posibilidad surgió de nuevo bajo el eje Franco-Nasser. La existencia del
Estado de Israel (que España sólo reconocería en 1986) no sería posible en una
tesitura como la mostrada en este mapa.
Bloqueo del Mar de Japón, el Mar de Okhotsk y los
golfos de Bohai y Corea. La existencia de Corea del Norte como "tierra
muerta" y estéril entre Corea del Sur y China es muy interesante para el
atlantismo. Gracias al régimen de Pyongyang, las conexiones de Corea del Sur
con China y Rusia son exclusivamente marítimas y es imposible que se constituya
un comercio regional centrado en torno a Vladivostok, Manchuria y ciudades como
Harbin y Shengdu (la antigua Xanadú de los khanes). Si se produjese una
apertura política en Corea del Norte tendente a la reunificación coreana, Corea
del Sur se conectaría inmediatamente con China y con Rusia por tierra y Japón estaría mucho más orientado hacia Eurasia que
hacia el Pacífico (y EEUU). La importancia de Nagasaki ―una antigua colonia
portuguesa donde Washington tiró una bomba atómica y que es el nexo natural
entre Japón y Eurasia― crecería exponencialmente. Todo esto no le conviene al
atlantismo salvo que China haya sido infiltrada hasta ser totalmente fiable. Un
mapa de las operaciones de la Guerra Ruso-Japonesa (1904-1905) puede resultar
muy instructivo en este escenario.
Bloqueo del Mar Amarillo, el Mar de la China
Oriental, el Mar del Sur de China y el Mar de Andamán, y por tanto cierre
completo del Cinturón de Fuego, una cadena insular que protege a China por el
Este o que ofrece una base avanzada a Estados Unidos para controlar al gigante
asiático. Estos espacios marítimos han sido llamados "Mediterráneo asiático" (por Spykman) y "cajas de batalla de China" (por el Pentágono). El Cinturón de Fuego podría ser un rompeolas eficaz contra la
influencia de Washington en el Pacífico, de donde parece que sólo llegan bombas
atómicas, bancos, multinacionales y tsunamis. En este mapa empiezan a
apreciarse cuáles son los dominios verdaderamente marítimos de Eurasia: Europa
Occidental, Yemen (puerto de Adén) y el Indostán. Notables también el Cuerno de
África y la fachada atlántica del Magreb.
Bloqueo de la Bahía de Hudson, las costas congeladas
del norte de Norteamérica, el Golfo de San Lorenzo, el Golfo de California, el
Golfo de México y el Caribe (mar que el geoestratega Spykman consideraba como el "Mediterráneo americano". Según el analista geopolítico judeo-estadounidense Robert D. Kaplan, EEUU puede perfectamente aislar a los países de la cuenca caribeña y mexicana de los mercados internacionales, utilizando las cadenas insulares del Este para cerrarla. Por ello, considera que la división geopolítica real del continente americano, entre Sudamérica y Norteamérica, no se encuentra en el canal de Panamá, sino en la selva amazónica: lo que hay al norte de la Amazonia sería Norteamérica y lo que hay al sur, Sudamérica. En cuanto a la vasta cuenca del Mississipi, vale la pena volver a recordar que sus sistemas fluviales y el Canal Intracostero Atlántico le proporcionan a EEUU más kilómetros de vías fluviales navegables que el resto del mundo junto, convirtiendo el este del país en una isla de facto, que incluye uno de los mayores territorios continuos de tierras cultivables del planeta. Se comprende la importancia del Canal de Panamá, que permite pasar de la cuenca del Mississippi al Pacífico. Se espera que el ensanchamiento del canal, además del proyecto rival en Nicaragua, abrirá el Caribe a los megabuques comerciantes de Estasia.
El
Caribe es hoy el espacio marítimo más balcanizado del mundo. La cuenca
estadounidense del Golfo de México, la más extensa del país con mucha
diferencia, depende tanto del Golfo de México como del Caribe para obtener
salida al mar. Si el Caribe estuviese dominado por pocos Estados serios, o por
uno solo, todo el comercio estadounidense de la zona se vería sometido a
regulación y además una buena parte se quedaría por el camino. Pero estando el
Caribe dividido en infinidad de paraísos fiscales, colonias y estados
minúsculos y ridículos, el comercio estadounidense se protege a sí mismo. El
caso de Cuba es particularmente representativo. Siendo una isla
extraordinariamente rica a principios del Siglo XX, nutrida por inmigrantes
gallegos y asturianos muy organizados, la revolución cubana y el bloqueo de
EEUU la convirtieron en un país pobre, con buena parte de su intelligentsia
emigrada a Florida y Nueva Orleans. Frente a Cuba pasa una de las rutas
comerciales marítimas más importantes para EEUU y Washington no quiere que Cuba
absorba parte de ese tráfico. El hecho de que el gobierno de Eisenhower haya
favorecido tanto el embargo de armas a la Cuba de Batista y que Fidel Castro
haya mantenido buenas relaciones con el Consejo de Relaciones Exteriores de
Nueva York y con Pinochet, implicarían que el primer interesado en la
revolución cubana era Washington y que la enemistad ha sido una pura
escenificación. Algo similar podría decirse con respecto a Venezuela: tras la
"revolución bolivariana", Caracas dejó de exportar petróleo a España
para exportarlo a Estados Unidos. El hecho de que el régimen venezolano apoye a las FARC tampoco arroja mucha esperanza sobre la
naturaleza de la "revolución bolivariana".
Bloqueo del Amazonas y del Río de la Plata.
La
internacionalización del Amazonas es uno de los escenarios más preocupantes que
pesan sobre Iberoamérica en general y Brasil en particular. Al Gore,
representante de los intereses de la petrolera Oxy y uno de los apóstoles de
los problemas ambientales como vector de globalización, declaró que "al
contrario de lo que piensan los brasileños, el Amazonas no es de ellos, sino de
todos nosotros". Gorbachov, arquitecto del desmantelamiento de la URSS,
dijo que "Brasil debe delegar parte de sus derechos sobre el Amazonas a
las organizaciones internacionales
competentes". También Kissinger, vocero de los intereses de la familia
Rockefeller, ha presionado en este sentido y hasta Miterrand, presidente de
Francia, dijo en 1989 que Brasil necesita aceptar una "soberanía relativa" sobre la Amazonia [2]. Debido a sus intereses
estratégicos, se puede decir legítimamente que a Washington le vienen muy bien
los incendios en la Amazonia, ya que justifican su intromisión en los asuntos
internos de una nación soberana, con la verdadera intención de controlar
reservas de agua, petróleo, gas natural, madera y minerales.
Aunque
los objetivos para "internacionalizar" (traducción: "someter a
control de organizaciones globalistas") la Amazonia son de índole
económica, los pretextos son invariablemente de índole medioambiental: los
países del Amazonas, especialmente Brasil, no saben cuidar la selva y se la
están cargando, el Amazonas es "el pulmón del mundo" y por tanto lo
que pase allí es de interés global para toda la humanidad. En tal caso, habría
que internacionalizar también buena parte de Rusia, Alaska, Canadá y EEUU,
donde existen vastas masas boscosas (algunas superiores en extensión a la
Amazonia) que pueden considerarse también "pulmón del mundo". Puestos
a hablar de tesoros de importancia global, también se podrían internacionalizar
todas las reservas de petróleo y gas natural del mundo, todo el arte, la isla
de Manhattan y los arsenales nucleares, tal y como respondió
un ministro de educación de Brasil.
Frontera verde: extensión de la selva amazónica.
Región amarilla-verde: cuenca del Amazonas.
Otro
eje de presión internacional en la zona es el asunto del indigenismo y las
poblaciones desplazadas: muchas etnias indígenas del Amazonas se han visto
expulsadas de sus tierras ancestrales y eso, para la "comunidad
internacional", es condenable. Es notable que el indigenismo está
financiado por el Banco Mundial, varias ONGs (incluyendo NED y USAID, fachadas legales de la CIA ya expulsadas de la Federación Rusa) y diversas instituciones
globalistas [3]. El objetivo de
estas entidades es siempre el mismo: debilitar las autoridades estatales y
soberanías nacionales, promover la balcanización social, luchar contra la
influencia ibérica (cultura de herencia católica, española y portuguesa) y, en
suma, allanar el camino para preparar el advenimiento de Globalistán en Iberoamérica.
Nadie cuestiona que el desplazamiento de etnias indígenas sea algo trágico,
igual que la destrucción de grandes masas boscosas, pero lo que sorprende aquí
una vez más es el doble rasero empleado por la globalización: las etnias del
Amazonas (o mejor dicho, sólo aquellas etnias que viven sobre lugares del
Amazonas ricos en recursos naturales) son intocables y hay que decretar
"reservas naturales", mientras que los indígenas del archipiélago
Chagos, en el centro del Índico, fueron deportados entre 1967 y 1973 para que
la OTAN pudiese construir una importante base militar en la isla Diego García,
luego se creó en los alrededores un "parque natural"… para evitar que
los indígenas se reasentaran en la zona, y todo ello sin protestas por parte de
la "comunidad internacional". También es bastante irónico que un país
como Estados Unidos, que prácticamente exterminó a los nativos norteamericanos,
dé lecciones a otros países sobre cómo tratar a sus pueblos indígenas.
En
Colombia es vox populi que las FARC ―entrenadas por Israel, armadas por EEUU y
aparecidas en 1964, cuando Colombia estaba prosperando de forma imparable―
fueron una creación de EEUU para desestabilizar toda la región, establecer
siete (!) bases militares en el país y controlar férreamente el tráfico de
cocaína. Esto pudo llevarse al cabo tranquilamente debido a que la influencia
de España sobre su antiguo imperio es realmente débil y la Embajada española no
tenía suficiente poder como para actuar contra la influencia de Estados Unidos.
Si las ambiciones de Washington sobre Brasil se ven frustradas, es muy posible
que esta inestabilidad pueda cruzar las fronteras y que veamos la aparición de
grupos terroristas indigenistas.
Bases de la OTAN en Iberoamérica. Desde la entrada
de Francia en la OTAN en 2009, habría que contar también la Guayana Francesa.
Fuente del mapa: Geopolítica Argentina.
Las
potencias oceanistas o talasocracias desean neutralizar la expansión de la
influencia del Hearland promoviendo la libertad de navegación en todos los
mares y ganándose aliados incluso en los mares interiores de Eurasia (como
Turquía en el Mar Negro o Azerbaiyán en el Caspio). El lugar donde el Heartland
extendido de la Isla Mundial (Eurasia y África) salta para unirse con otras
entidades geográficas similares de allende los mares, se produce en Canarias-Cabo Verde-Fernando de Noronha-Brasil. Eso dividiría el Atlántico en dos partes,
una norte y una sur. El salto desde Eurasia hasta Australasia se produce en
Indonesia. Todo esto junto tendería a unir el Atlántico Sur y el Índico en un
todo relativamente impenetrable para el atlantismo.
El Gran Tiempo
contra el Gran Espacio
La
globalización pretende que no nos enorgullezcamos de la sangre que corre por
nuestras venas o de nuestra tierra natal (factores reales), estigmatizando el
etnocentrismo y el patriotismo ―es decir, la implosión constructiva― como
"racismo", "nazismo" y "fascismo", pero sí
pretende que nos enorgullezcamos de haber nacido en el Siglo XXI, la "era
del progreso" (abstracción) y de la globalización (explosión destructiva).
Parece que cualquier ciudadano de este siglo, por simple y vulgar que sea,
tiene la obligación de sentirse superior a, pongamos, un caballero medieval o
un cromagnon del Paleolítico, sólo por el tiempo en el que le ha tocado vivir y
por disfrutar de inventos que él no ha inventado y que son el logro de una
minoría de la humanidad.
Existe
por tanto, a ojos de la globalización, algún tipo de contradicción estratégica
entre el espacio (el ser, lo que no cambia, la cruz, los cuatro puntos cardinales
más el centro inmóvil, los cuatro elementos más el éter) y el tiempo (el
devenir, el círculo, la rueda, la curva, la media luna y el movimiento). La
globalización se basa claramente en la rapidez, el movimiento y el tiempo. La
tierra, especialmente las montañas, los hielos, los desiertos y los bosques, frenan el proceso globalizador, lo hacen
todo lento, pesado, penoso, tienden a congelar el tiempo y a formar mundos
separados. El agua, en cambio, hace que los poderes se extiendan como la pólvora
y penetren hacia el corazón de los continentes. Los fenicios nunca hubieran
podido llegar a las Islas Británicas por tierra, ni los atenienses a Ucrania,
ni los árabes a Indonesia, ni los españoles a América, ni los portugueses a
Japón, ni los holandeses a Sudáfrica, ni los ingleses a India y Australia.
Futuribles para el
Heartland ―un nuevo-nuevo mundo, o el imperio de tierra cerrada
La
escritura china contiene una sabiduría muy interesante. Si, tal y como vimos en
la primera parte del artículo, "orden político" se expresa con los
ideogramas de "río" y "dique", la palabra
"crisis" también se expresa con dos reveladores ideogramas: uno es
"conflicto-peligro", el otro es… "oportunidad". Es posible
que ahora mismo esté triunfando el mundo mercantilista, materialista, decadente,
oceánico y destructor de pueblos, pero esta misma disolución contiene en sí
misma la semilla de la oportunidad: un renacimiento de los pueblos, un tomar
conciencia en el momento de tocar fondo, la posibilidad de una Nigredo alquímica y un resurgir de los
instintos primitivos encerrados en el imaginario colectivo ancestral.
En
otros tiempos, las Américas eran llamadas Nuevo Mundo porque se trataba de todo
un continente por desarrollar, que ofrecía oportunidades magníficas a los
emprendedores y valientes. Al Heartland también se le abren muchos futuros
posibles. Asia Central puede convertirse en una imitación del Occidente yanqui
mezclado con lo peor de los petro-emiratos musulmanes (como podemos empezar a ver
en Bakú, Astana y otras capitales centroasiáticas de lo hortera y posmoderno),
o bien convertirse en una nueva tierra prometida tradicionalista para los
pueblos damnificados por la globalización ―es decir, los europeos étnicos. En
la lucha entre la Tradición y la Modernidad, la tierra pura no puede sino
acabar acogiendo una nueva encarnación de la Tradición.
El
Heartland puede y debe convertirse en un nuevo modelo geopolítico caracterizado
por la dispersión de población y medios de producción. El modelo oceánico está
basado en la concentración de personas y medios de producción en las grandes
ciudades y en el mantenimiento del mundo rural con muy pocas personas gracias a
la tecnología. Las ciudades se convierten por tanto en nodos cruciales pero
extremadamente vulnerables a cualquier ataque enemigo. Un bombardeo selectivo
sale tremendamente "rentable" en una ciudad por las posibilidades de
destrucción que ofrece y las enormes tasas de mortandad que se pueden alcanzar
en tiempo récord. Por el contrario, una vasta extensión de tierra donde el
mundo rural se mantiene gracias a pequeñas granjas y terruños familiares, donde
la economía es localista, donde la población y la industria están muy dispersas
y donde no existen nodos claros donde se concentren blancos vulnerables,
encarece mucho los ataques militares, obligando al enemigo a realizar un
esfuerzo industrial masivo a cambio de una destrucción muy modesta y poco
asequible. Las ciudades grandes, debe quedar claro, son puntos neurálgicos
tremendamente frágiles, vulnerables y deficientes bajo el punto de vista de la
seguridad, además de perniciosas para la demografía y la biología humanas.
Distribución de molisoles (tipo de tierras
particularmente aptas para la agricultura) en el mundo. Imposible no ver que
las extensiones que se encuentran menos desarrolladas económicamente son las de
Eurasia y Sudamérica, mientras que las que se encuentran más desarrolladas son
las norteamericanas. El aprovechamiento de este tipo de tierras brinda la más
básica de todas las soberanías: la alimentaria. Ucrania es el país con mayor
proporción de estas tierras sobre el total de su extensión.
Aunque
la talasocracia internacional pretenda mantener el Heartland en el
subdesarrollo, el destino natural de este dominio es convertirse en un
gigantesco caldero en el que se cocinarán los Estados Unidos de Eurasia, que a
su vez proporcionarán el paraguas y el aparato político, económico, militar,
cultural, ideológico y espiritual necesario para desarrollar y fortalecer el
tipo humano que heredará el planeta, proporcionando una victoria moderna como
contrapartida al antiguo triunfo del hombre de Cromagnon en Europa y a la raza
nórdica centroasiática en Asia. Para colonizar y organizar el Heartland se debe
echar mano de los equivalentes modernos de los antiguos vikingos y cosacos, tal
y como veremos más abajo.
Génesis del
atlantismo
El
atlantismo es fuerte porque se basa en una realidad geográfica (el Atlántico
Norte, ciudadela del poder marítimo), cultural y humana: la herencia romana y
de Europa Occidental. Si se pretende contrarrestar la influencia desestabilizadora
y caótica del atlantismo, es necesario indagar en su origen y su evolución y
ver que quizás la solución estribe en un atlantismo alternativo, a cargo de
países como España, Francia, Portugal, Brasil y Argentina, actuando como brazos
marítimos del Heartland.
Durante
el Paleolítico, Gran Bretaña estaba unidad al continente eurasiático, el
Támesis era un mero afluente del Rhin y hasta las Américas e Indonesia estaban
unidas a Eurasia y por tanto formaban parte de la Isla Mundial. Aun así, Europa
mantenía relaciones mucho más importantes con Asia que con las Américas. La
desglaciación tuvo efectos tremendos sobre la historia de la humanidad, entre
otros muchos, separar las Islas Británicas y las Américas de Eurasia.
Si
adviniese un cataclismo y la humanidad retrocediese al Paleolítico, las
relaciones de Europa y América dejarían de existir. En caso de una glaciación,
los europeos, aprisionados por el Mediterráneo y las cadenas montañosas, nos
veríamos atrapados en nuestro continente y obligados a adaptarnos a las
condiciones árticas o perecer, mientras que los norteamericanos siempre podrían
emigrar hacia un Sur más acogedor. Europa y Norteamérica son por tanto muy
diferentes en la influencia evolutiva que tienen sobre las comunidades humanas
que las habitan. El Heartland, rodeado de cadenas montañosas, es, como Europa,
otro dominio geográfico que, en caso de glaciación, forzaría la "nordización"
del ser humano.
Sin
embargo, la teoría solutrense postula que, durante el Paleolítico Superior, comunidades
Cromagnon de la región franco-cantábrica cruzaron el casquete polar (cuyos bordes meridionales unían el suroeste de Francia con
Norteamérica) hacia el Oeste y llegaron al continente norteamericano. Esta
presencia europea tan antigua en Norteamérica está demostrada por análisis
genéticos y restos de industrias líticas afines a las del Solutrense francés.
Los
siguientes atlantistas con lazos con las Américas fueron los fenicios. También
los monjes irlandeses y los vikingos de Noruega mantuvieron su propia red
atlantista que incluía Islandia, Groenlandia y partes de Norteamérica, mientras
los vikingos suecos penetraban hacia el Heartland. Esta red vikinga a caballo
entre Norteamérica y el Heartland es quizás lo más parecido que ha existido a
la idea geopolítica de "Septentrión", preconizada por pensadores como
Guillaume Faye o Jean Mabire.
Durante
la Edad Media, la Orden del Temple estableció en La Rochelle un importante
puerto, tanto más extraño teniendo en cuenta que las rutas comerciales de la
época eran mediterráneas y que el Atlántico carecía supuestamente de
importancia comercial. La Rochelle está en la costa franco-cantábrica, donde en
tiempos paleolíticos se encontraba el límite del frente glacial. Desde este
puerto, donde los templarios habían estacionado su principal flota, es muy
probable que llegasen hasta las Américas, obteniendo enormes cantidades de
plata y sentando las bases para los viajes de Cristóbal Colón, cuya información
sobre las rutas hacia el Oeste procedía con casi total seguridad de los
registros templarios guardados en Portugal.
El
suroeste de Francia sería ocupado por Inglaterra en largos periodos durante la
Guerra de los Cien años y, durante el Renacimiento, en La Rochelle arraigaría
fuertemente el calvinismo. Tras haber fracasado en su intento de la France Antartique y
de establecer colonias en Brasil (que fueron destruidas por los portugueses),
los calvinistas franceses, llamados hugonotes, decidieron atrincherarse en La
Rochelle. En 1560, tanto La Rochelle como Rouen fueron las primeras ciudades
francesas en sufrir disturbios iconoclastas (destrucción de ídolos religiosos),
en consonancia con la Beeldenstorm
que había tenido lugar en Holanda décadas atrás (también en Zürich en 1524). En
1568, La Rochelle se autoproclamó una República Reformada como la Ginebra de
Calvino, aliándose con la revuelta anti-española de William de Orange en
Holanda y convirtiéndose en base para la piratería holandesa. Tras un asedio,
La Rochelle fue ocupada por Francia en 1573. La ciudad todavía sería asediada
por el cardenal Richelieu a principios del Siglo XVII.
Durante
la Segunda Guerra Mundial, Alemania estableció en La Rochelle una importante base
naval, especialmente de submarinos, defendida por una guarnición de 22 mil
tropas alemanas. La Rochelle fue la última ciudad francesa en ser arrebatada a los alemanes, tras un asedio de
ocho meses. Junto con las bases de submarinos en Noruega (que resistieron aun
después de la caída de Berlín), La Rochelle formaba parte del plan alemán de
mantener una presencia en Sudamérica y Antártida.
La más reciente oleada atlantista es de signo subversivo y sus bases se cimentaron en la Carta del Atlántico del 14 de Agosto de 1941, en la que, como representantes de una corriente de internacionalismo angloamericano, Churchill y Roosevelt se reunieron en Newfoundland (Canadá). La
derrota de Alemania supuso la expansión del atlantismo anglo-americano mediante la Organización Europea de Cooperación Económica (OECE) de 1948, cuyo objetivo era administrar las ayudas del Plan Marshall y que fue precursora de la UE, junto con el Plan Schumann (1950), engendrador de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) de 1951 (entre Alemania-Francia abunda el suelo de loess, rico en carbón y hierro). En 1948, el Tratado de Bruselas creará la Alianza Atlántica, y al año siguiente el Tratado de Washington creará la OTAN. De 1948 data también el poco conocido American Committee on United Europe, a su vez respaldado por la CIA y las fundaciones Ford y Rockefeller, y que se volcará en impulsar a la CECA. Un informe de la empresa privada de Inteligencia Stratfor nota que "La costa atlántica estadounidense cuenta con más puertos destacables que el resto de países del hemisferio occidental juntos". 1957 verá el establecimiento definitivo de la Comunidad Económica Europea. La Comunidad Europea de Energía Atómica verá la luz al año siguiente.
Desde entonces, los únicos atlantismos alternativos que ha habido han sido el español (cuando teníamos soberanía nacional y tratábamos con Cuba, Argentina, el Sáhara Occidental, Guinea Ecuatorial y otros países), el argentino (época de la Guerra de las Malvinas), el luso-rhodesio-sudafricano (Salazar mantuvo importantes relaciones diplomáticas con Rhodesia y Sudáfrica a cuento de las contrainsurgencias coloniales y el bloqueo comercial a ambos regímenes africanos) y el francés ―con De Gaulle visitando Quebec al año siguiente de la salida de Francia de la OTAN y exclamando "Vive le Québec libre!". Recordemos que Francia posee un territorio en Norteamérica.
Desde entonces, los únicos atlantismos alternativos que ha habido han sido el español (cuando teníamos soberanía nacional y tratábamos con Cuba, Argentina, el Sáhara Occidental, Guinea Ecuatorial y otros países), el argentino (época de la Guerra de las Malvinas), el luso-rhodesio-sudafricano (Salazar mantuvo importantes relaciones diplomáticas con Rhodesia y Sudáfrica a cuento de las contrainsurgencias coloniales y el bloqueo comercial a ambos regímenes africanos) y el francés ―con De Gaulle visitando Quebec al año siguiente de la salida de Francia de la OTAN y exclamando "Vive le Québec libre!". Recordemos que Francia posee un territorio en Norteamérica.
EL ESTADO COMERCIAL
CERRADO ―AUTARQUÍA VS. GLOBALIZACIÓN
El
Estado racional es un Estado Comercial Cerrado, lo mismo que es un reino
cerrado de leyes e individuos.
(Johann G. Fichte).
"El
Estado comercial cerrado" (1800), de Johann Gottlieb Fichte, es un libro
tedioso, utópico y pedante en su racionalismo, pero vale la pena que le
prestemos atención. Por un lado, tuvo cierta influencia en el desarrollo de lo
que Spengler llamaría "socialismo prusiano" o
"prusianismo", y por otro, defiende la tesis exactamente contraria a
la de la globalización, es decir, que un país debe buscar la autarquía para
auto-extirparse de la red del comercio internacional, convirtiéndose, por así
decirlo, en un Estado endorreico ―de flujo (comercial, económico)
exclusivamente interno. Pensadores de todas las tendencias políticas han visto
cosas interesantes en esta obra de Fichte, tanto liberales como socialistas,
comunistas, anarquistas, fascistas y nazis [4],
por lo que no se trata de una obra que deba ser descartada a la ligera.
Volvemos
a situarnos, pues, en Prusia, esa tierra que antes de la Segunda Guerra Mundial albergaba
según Mackinder a una "de las razas más viriles de la humanidad",
raza que sufriría entre 1944 y 1946 una limpieza étnica de brutalidad extrema.
Mientras que Inglaterra estaba dirigida por una aristocracia cosmopolita, de la
navegación, el comercio y la especulación bancaria, Prusia estaba dirigida por
una aristocracia provinciana, militar, de la tierra y la productividad. Fichte
mandará una copia del "Estado Comercial Cerrado" (ECC) a Federico
Guillermo III, supuestamente con el objetivo de influir en su política
económica.
Fichte
se inspiraba en la sociedad campesina del mundo germánico y en la organización
económica de las antiguas ciudades alemanas. Es imposible no ver también en su
obra afinidades con Licurgo, Platón y Tomás Moro. El ideal económico del
filósofo alemán era un Estado completamente autárquico, sin "Nada que exigir a sus vecinos y
tampoco nada que cederles". Dice Fichte que en este tipo de Estado, "el gobierno no aspira a adquirir un
predominio comercial, que es una tendencia muy peligrosa, sino a hacer a la
nación completamente independiente y autónoma". Y es que "Si una única nación ha alcanzado
supremacía en el comercio, sus víctimas deben emplear todos los medios posibles
para atenuar esta supremacía y restablecer el equilibrio" ―una
referencia clara al poder de Gran Bretaña. El peligro de la supremacía
comercial de una sola nación residía en que el comercio internacional manejado
por dicha nación va haciéndose con todas las mercancías de un Estado rival,
hasta que sólo le queda a ese Estado una mercancía por vender: él mismo. De ese
modo, "el Estado se vende a sí
mismo, vende su independencia, cobra un subsidio permanente, convirtiéndose así
en provincia de otro Estado y medio para cualquiera de sus objetivos".
Al
respecto es conveniente recordar que, aunque la autarquía está hoy rodeada de
tabúes, en la Grecia clásica constituía el ideal al cual se aspiraba, aunque no
fuese siempre alcanzable al 100%. Aristóteles, en su "Política",
consideraba que la autarquía es la situación ideal para un Estado. Hesíodo iba
más allá y proponía la autarquía de cada hogar familiar. La telúrica Esparta,
el Estado más respetado en la Grecia clásica, era una economía cerrada y
autárquica gracias a su conquista de la fértil Mesenia. La talásica Atenas, por
el contrario, fuertemente urbanizada, tuvo que depender de mercados cerealistas
como Egipto y el sur de Ucrania.
Fichte
dividía a la sociedad en tres estamentos: productores, comerciantes y
artesanos. Luego venían aparte los militares, profesores y estadistas. De todas
estas castas, la más peligrosa para Fichte era la de los comerciantes, ya que,
a través de su posesión de las mercancías y especialmente del dinero, tienden a
escapar a la autoridad del Estado y acaban imponiendo sus propias reglas.
El
filósofo pensaba que Europa tiene una gran ventaja comercial por sobre el resto
de continentes, tendiendo a apoderarse de la fuerza de trabajo y mercancías de
los mismos. Consideraba que ese estado de cosas no podía perpetuarse
eternamente y que algún día, un gran Estado deberá salir de "la sociedad
comercial europea" para constituir su propio circuito productivo cerrado.
Lo que Fichte venía a criticar en estas reflexiones era la explosión de Europa,
mostrándose partidario de una implosión: Europa no puede depender eternamente
de "patios traseros" ultramarinos tercermundistas y algún día deberá
ser capaz de subsistir por sí misma. Además, una economía planificada no puede
ser planificada, ni un país puede ser como un microsistema auto-equilibrado y
autónomo, si depende de mercancías y producciones extranjeras cuya oferta,
elaboración y transporte no controla, estando por tanto a merced de los
caprichos de los mercados:
fluctuaciones de precio, embargos comerciales, competencia con el producto
nacional, etc. Tales fenómenos económicos tenderán a convertir al país que se
someta a ellos en una mera provincia de la red del comercio internacional,
tendiendo a especializarse en un sector económico en vez de albergarlos todos.
En
los años 30 del siglo pasado, la autarquía parecía estar ganándole la partida
al comercio internacional. Surgieron tres bloques geopolíticos claramente
autárquicos: el Eje europeo (Alemania, Italia y naciones aliadas), la Esfera de Coprosperidad de la Gran Asia Oriental (las vastas conquistas del
Imperio Japonés desde Manchuria hasta Indochina) y la Unión Soviética. Con
Europa, Asia y el Heartland cerrados al mercado exportador estadounidense
(salvo, en el caso de la URSS, las cuantiosas ayudas militares, económicas y petrolíferas
que recibía de EEUU y Reino Unido), todo lo que quedaba en el planeta era el
Imperio Británico y el empobrecido Tercer Mundo colonial ―una autarquía
estadounidense de facto e impuesta. En "The
tragedy of American diplomacy" (1959), William Appleman argumentó que
la oligarquía dirigente de Estados Unidos fue a la guerra contra Alemania y
Japón para proteger los mercados globales de exportaciones de los efectos de la
autarquía. Las dinámicas de los bloques autárquicos fueron neutralizadas con el
establecimiento del sistema de Bretton Woods (1944), con sus tres pilares: el
Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el dólar como moneda de
reserva del comercio internacional. El único bloque que se libró hasta cierto
punto fue la URSS, que formó la organización económica COMECON, formada en 1949, mismo
año que se fundó la OTAN.
Click para agrandar. El bloque Comecon, del cual el
Pacto de Varsovia sería el brazo militar. Rojo: Estados miembros. Amarillo: Estados
observadores. Violeta: pertenecían a la organización pero no participaban.
Rojo: no pertenecían a la organización pero participaban.
Fichte
―que creía que "en el principio fue la acción" y que la propiedad
emana del trabajo y de la actividad productiva, es decir, que la tierra
pertenece a quien derrama sobre ella su sangre y su sudor― no reconocía el
valor del dinero, sino el valor de las mercancías que dicho dinero es capaz de
comprar. Para él, "La masa total del
dinero representa y vale tanto como la masa total de las mercancías".
Da igual la cantidad de dinero que haya en circulación o que se cree de la nada
en forma de crédito, su poder adquisitivo siempre estará limitado por los
bienes y servicios reales susceptibles de ser comprados. Y es que "La riqueza no depende de la cantidad
de dinero que uno tenga, sino de cuán grande sea la fracción de la totalidad
del dinero existente que uno posea". Está claro que cuando existe,
como hoy, mucho más dinero en circulación (especialmente dinero-electrónico y
dinero-deuda-interés) que mercancías reales, el exceso de capital flotando en
"los mercados" se dedica a inflar burbujas, abrir nuevos mercados
artificiales (por ejemplo, convirtiendo en un negocio las emociones del
individuo y la misma naturaleza humana), manipulando las necesidades y la
demanda con una agresiva publicidad y especulando para justificar su
existencia. Por no hablar de que, cada vez que se aumenta la masa monetaria,
los creadores de dinero (o mejor dicho, falsificadores de moneda) aumentan la
proporción de capital que poseen sobre el total de la masa monetaria, empleando
este capital como si fuese una mercancía en sí misma. Pero "En la simple expresión «realizar algo en dinero», ya se alberga
toda la falsedad del sistema. No puede realizarse nada en dinero, pues el mismo
dinero no es nada real. La mercancía es la verdadera realidad y es en ella
donde se realiza el dinero".
Para
llevar al cabo el cierre del Estado Comercial, Fichte preconizaba la
"supresión de la moneda mundial"
(que él identifica con el oro y la plata) y la "introducción de una moneda
nacional". Es difícil no ver
aquí la influencia de Esparta, que prohibió la posesión de oro y plata creando
una nueva moneda que no era aceptada fuera del territorio del Estado lacedemonio: rudas
barras de hierro que, para que no pudiesen ser manipuladas ni moldeadas, eran
sumergidas en vinagre cuando aun estaban al rojo vivo; la idea era blindarse
contra la influencia fluctuante y movediza del comercio extranjero. En esta
tesitura, ya no hay intercambio con Estados extranjeros, salvo pactos
comerciales puntuales basados en el trueque directo, sin intermediarios
monetarios de por medio. Tal es lo que estaba haciendo Alemania antes de la Segunda Guerra Mundial en Europa del Este y Sudamérica: un comercio de trueque que no
necesitaba emplear monedas internacionales en manos de sus enemigos. En contraste, las iniciativas para alcanzar una moneda mundial siempre han venido
de la mano de individuos o entidades globalistas, por ejemplo la familia Rothschild (en este vídeo, el señor Evelyn de Rothschild propone una "moneda internacional" para evitar conflictos, lo que no dice es quién tendrá el poder de emitir dicha moneda ―presumiblemente él mismo, por ejemplo).
Otra
aportación de Fichte a la geopolítica es su idea de que los Estados no deben
sobrepasar sus "fronteras naturales", entendiéndose éstas como
aquellas en el seno de las cuales un Estado puede alcanzar la autarquía. Hacia
el final de su escrito, Fichte nos deja una herética y muy políticamente
incorrecta reflexión:
Es evidente que en una nación tan cerrada, cuyos
miembros conviven solamente consigo mismos y muy pocos con extranjeros; en una
nación que conserva mediante aquellas medidas su forma de vida particular, sus
instituciones y costumbres; en una nación que ama profundamente su Patria y
todo lo nacional: muy pronto surgirá un alto grado de honor nacional y un
carácter nacional muy peculiar. Se convertirá en otra nación, en una nación
completamente nueva. Aquella introducción de la moneda nacional es su verdadera
creación.
LA IMPORTANCIA
GEOPOLÍTICA Y SOCIAL DE LAS FUERZAS ARMADAS Y FUERZAS Y CUERPOS DE SEGURIDAD
DEL ESTADO: EL EJEMPLO COSACO Y EL CASO DE ESPAÑA
No
hay que olvidar que Rusia es el país más grande del mundo, clara soberana del
Heartland y alternativa nacional en una era de internacionalismo, gracias a los
cosacos. Los cosacos, conquistadores del Heartland, no sólo fueron una
vanguardia militar y étnica contra la barbarie asiática, sino también en cierto
modo guardianes de la libertad: aunque eran leales al Zar, no tenían el más
mínimo reparo en rebelarse violentamente si consideraban que la burocracia se
había propasado en sus funciones, que el Zar estaba tratando al pueblo de forma
negligente o cometiendo errores políticos, o si detectaban tics de tiranía en
el Gobierno. La fórmula medieval europea Rex
eris si recte facies, si non facies, non eris (rey eres si obras
rectamente, si no lo haces, no eres) hubiese podido expresar perfectamente la
mentalidad cosaca en lo que respecta a las relaciones entre pueblo y Estado. Hasta
las legiones romanas eran una fuerza política a tener en cuenta, capaces de
ejercer presión sobre el Senado y de nombrar un emperador por aclamación. La
educación y el mindset cosacos poseen
innegables virtudes que ejemplifican hasta qué punto un núcleo patriótico,
sano, luchador y militarizado puede contribuir a la vertebración y solidez de
un Estado. Espíritu de libertad, pero a la vez la obediencia que conlleva una
educación militar y religiosa. Trabajo al aire libre, vida a la intemperie,
deporte, espíritu de ataque y de autodefensa, patriotismo, apego a la familia y
a la tierra, pero a la vez mentalidad conquistadora y anhelo por nuevos
horizontes.
Todo
esto contrasta con otros ejércitos históricos que extirpaban del individuo su
creatividad, imaginación, iniciativa y espíritu emprendedor, ejércitos que, a
pesar de su inmenso poder (en última instancia, el poder lo tiene quien ejerce
el monopolio de la violencia, y nadie puede desatar más violencia que un
ejército moderno), se limitaban a crear una cadena de mando mecánicamente
piramidal y cuadriculada. Este tipo de instituciones burocráticas y desalmadas
es demasiado vulnerable a la infiltración por parte de organizaciones
subversivas como logias, diplomacia extranjera, ONGs, fundaciones privadas o
servicios de Inteligencia. Dichos gusanos pueden cambiar fácilmente la punta de
la pirámide sustituyéndola por una punta adicta a ellas, y con este simple
gesto apropiarse automáticamente del resto de la pirámide, obligada a obedecer
cualquier orden del vértice por injusta y perniciosa que sea. Por tanto se
necesita que los ejércitos, cuerpos de policía, etc., sean organismos
incorruptibles y escuelas de pensamiento con una voluntad colectiva propia que
el alto mando se limite a expresar y a "cabalgar", por así decirlo.
Organismos que sepan que las leyes y órdenes injustas no precisan ser acatadas:
lex inivsta non est lex.
El ejemplo perfecto del caso contrario al cosaco lo
tenemos en la España posfranquista. Durante la Transición, los servicios de Inteligencia
españoles, cooptados por Estados Unidos incluso antes del asesinato del
almirante Carrero Blanco en 1973 (que pudo llevarse al cabo sólo porque el
aparato de seguridad del Estado estaba fuertemente infiltrado), emplearon la
inestabilidad política y el terrorismo para barrer a los altos mandos
nacionalistas que había en el Ejército de Tierra, la Guardia Civil, la Policía
Nacional, la Armada y el Ejército del Aire. ETA, heredera de la Operación
Gladio de la OTAN, es en realidad una palabra-clave para el genocidio de
generales y otros elementos nacionalistas que estaban en contra de que España
perteneciese a la OTAN, que querían la bomba atómica y la energía nuclear para
nuestro país, que preferían llevarse bien con Francia, Egipto, Argentina,
Siria, Libia, Cuba, Iraq, Yugoslavia, Brasil y hasta la URSS que con el
atlantismo anglosajón, que estaban a punto de formar unos servicios de
Inteligencia independientes de la influencia atlantista, que querían
mantenernos lejos de la UE, que querían reconquistar el Sáhara Occidental y aislar a Gibraltar, que
combatieron en Sidi-Ifni, Leningrado y el Ebro, que no iban a permitir el
Estado de las Autonomías, que hacían arrasar los poblados chabolistas de
Melilla cada vez que la morisma se revolvía, que tenían vigilados y a raya a
los gitanos, que repartirían armas al Pueblo Español en caso de insurrección
tercermundista dentro de España o invasión extranjera y que jamás hubiesen
permitido que las mafias extranjeras tomasen el poder en las calles españolas.
En diversos atentados terroristas y otros
incidentes extraños como el incendio del hotel Corona de Aragón en Zaragoza o la intentona de golpe de Estado
del 23-F (fraguada para hacer que los mandos disidentes saliesen de la
madriguera y para promulgar medidas extraordinarias de espionaje y control de las FFAA y FyCSE), estos
patriotas fueron cayendo como moscas hasta arrojar el verdadero saldo de la
Transición: más generales muertos que durante la Guerra Civil y más jóvenes muertos por la droga que por la guerra. Muchos de los generales asesinados eran veteranos de la Guerra Civil y/o habían luchado durante la Segunda Guerra
Mundial en Rusia con la División Azul. Durante décadas, el CESID primero
(creado en 1977, en plena Transición) y el CNI después (a partir de 2002), se
dedicaron casi exclusivamente ―incluso en época de efervescencia de asesinatos
de ETA y del tráfico de heroína― a monitorizar inquisitorialmente el clima
político y las opiniones en el seno de las Fuerzas Armadas y la
"ultraderecha", a fin de desactivar los grupúsculos que podrían poner
sobre la mesa un modelo de Estado español muy diferente al preconizado por el
Fondo Monetario Internacional. Incluso ministros del Interior como Rosón
declararían sin tapujos, mientras la droga destruía barrios y generaciones enteras y ETA genocidaba tranquilamente a la clase
nacionalista española [5], que su
prioridad era… la "ultraderecha". ETA ahora ya no mata quizás porque
no quedan altos mandos patriotas, porque España "lo está haciendo
bien" (doblándose ante las organizaciones globalistas como la UE, la OTAN
o el FMI) y porque la "ultraderecha" española ha sido infiltrada y atomizada en docenas de grupúsculos ridículos y enfrentados entre sí, pero no cabe duda de que si España se volviese herética y
nacionalista de nuevo (Kissinger diría "peligrosa"), los asesinatos volverían.
Dicen las malas lenguas que varios políticos se
mearon encima durante la irrupción de los guardias civiles en el Congreso. La
intentona de golpe de Estado del 23-F contaba al principio con el apoyo del
rey, que sólo quería hacer salir a la luz a los sectores nacionalistas de las
FFAA españolas. Cuando el golpe estaba dado, el rey dejó caer a sus líderes (entre
ellos los generales Armada y Millán del Bosch, ambos veteranos de la Guerra
Civil y del frente de Leningrado), que habían caído en la trampa. El teniente
coronel Tejero (foto), que entró en el Congreso de los Diputados con un grupo
de guardias civiles, había estado destinado en el País Vasco en plena era de
terrorismo y había tenido que velar los cadáveres de sus compañeros mientras el
rey se montaba orgías en yates y hacía negocios con Marruecos. Gracias al 23-F,
el Régimen del 78 pudo justificar las medidas extremas de control y espionaje
de las FFAA, encumbrar definitivamente al rey como jefe del Estado, firmar el
Tratado de No-Proliferación nuclear, abandonar a Argentina en su guerra contra
Reino Unido y (gracias a la victoria del PSOE en 1982, un partido, desde el congreso de Suresnes totalmente teledirigido por Estados Unidos y la socialdemocracia alemana), abrir la verja de Gibraltar, entrar en la OTAN y la UE y reconocer al Estado de Israel, con todo lo que esto conllevó.
España
ahora tendrá oficiales ingenieros antes que guerreros y en las Fuerzas Armadas
se está extirpando sistemáticamente de los programas de instrucción y
adiestramiento aquello propiamente militar, masculino y combativo, para convertir
el Ejército en una carrera "civilizada" para burgueses
desustanciados, empollones y sabihondos, no un lugar donde los tipos humanos
viriles, amantes de la aventura, la guerra, la violencia, el Pueblo y la Patria
puedan desarrollar sin trabas sus valiosas cualidades, hoy en peligro de
extinción en Occidente y por eso mismo más necesarias que nunca. A pesar de
estar obligados a llegar a sacrificar sus vidas para defender el actual orden
político y social, los militares no tienen derecho a tener opiniones políticas
o sociales; al parecer, los únicos con carta blanca para inmiscuirse en la
sociedad española son los ingenieros sociales homologados por la UNESCO, que
nadie sabe muy bien de dónde han salido ni quién les ha dado tal derecho.
Pero
mientras capitanas lesbianas enseñan a nuestros futuros sargentos que una
mirada o una palabra pueden ser "violencia de género", mientras
profesoras civiles procedentes del progresismo más repugnante y politizado les
enseñan que no existió la Reconquista, que la conquista de América fue una
vergüenza y que los españoles somos todos una mezcla de fenicios, árabes,
bereberes, gitanos, mulatos y judíos, mientras el espíritu patriótico y el
ansia de acción de nuestros futuros oficiales, suboficiales y tropa es
machacado a base de exámenes, estudios inútiles, cero adoctrinamiento
patriótico, cero adiestramiento propiamente militar y una instrucción física
alienante y lesiva, limitada a la carrera continua día sí y día también,
mientras los burócratas enquistados en el Estado Mayor se pliegan ante los caprichos de los partidos políticos ―cubriéndose
así el pecho de medallas―, mientras nuestras FFAA y FyCSE se llenan de mujeres,
mercenarios extranjeros, empollones gordos y gente enamorada de la comodidad,
sin patriotismo ni espíritu combativo y colectivo, el país, es decir, el Pueblo, se pudre y se muere. Los
estrategas que han dirigido este proceso saben que se avecinan tiempos
turbulentos para España y por tanto intentan que las FFAA y las FyCSE no sean
punto de encuentro para hombres de ideales patrióticos, espíritu de acción y
cierta brutalidad contundente, capaces de poner orden en situaciones de crisis
y de ignorar a los gusanos de las "organizaciones
internacionales competentes". La globalización no puede expulsar de
las FFAA a los militares de la vieja escuela y la vieja mentalidad, pero sí
puede reventar la Institución desde dentro a base de cortar la entrada de
elementos sociales sanos y colocar en puestos militares a burócratas castrados
y demás especímenes a los que les temblarían todos los huesos del cuerpo si
tuviesen que quitarle la anilla a una granada de mano.
Algo
similar está pasando en la Policía y la Guardia Civil. Estos cuerpos necesitan
una base de gente ruda entrenada para las intervenciones violentas y, lo que es
más importante, capaz de entrenar y armar, en tiempos de crisis, a más personas
para eso mismo. Los cuerpos policiales necesitan adquirir una condición mental,
un mindset, en el que la brutalidad,
la autoridad y la violencia no se vean artificialmente desterradas, y menos si
el precio es permitir que la violencia cambie de sentido (del criminal al
Estado en lugar de viceversa). En una época de crimen, traición y corrupción
universales en la que los móviles del ser humano son el dinero y el sexo y sólo
se respeta lo que se hace respetar, esta actitud de determinación,
incorruptibilidad e inflexibilidad es más necesaria que nunca, y sin embargo,
los elementos que están entrando en las FyCSE gracias a los absurdos procesos
selectivos, más orientados a la formación de burócratas que de luchadores ―además de a la reducción de ex-militares e hijos de guardias civiles y
militares, es decir, de gente educada en el patriotismo―, no tienen mucho que ver con la necesidad descrita.
Y
es que a muchas personas poderosas les indignaría que la Policía Nacional y la
Guardia Civil fuesen cazando como animales a los narcos y matándolos a palizas,
o arrasando los campamentos chabolistas donde florece el comercio de droga, de
armas ilegales, etc., ahorcando a los delincuentes habituales que acumulan 300
denuncias sin haber pisado prisión y dándoles un tiro en la nuca a los
criminales que se creían muy listos y muy a salvo resguardándose en la falsa
tolerancia y el falso humanitarismo de un sistema decadente dirigido por
traidores a la Patria. Las operaciones de asalto que el BOPE y otros cuerpos
paramilitares efectúan en las favelas de Brasil son impensables en España, y
hay que recordar que la globalización protestó al respecto, ya que la misma ONU
pidió la supresión de la Policía Militar brasileña. Amnistía Internacional y la
Escuela de Derecho de la Universidad de Nueva York también han presionado para
acabar con los métodos de la Policía brasileña, argumentando que causan dos mil
muertes al año y que violan los derechos humanos… de toda la basura social que
dedica su vida a violar alegremente los derechos humanos de los demás. Hay en
España y sobre todo fuera de España, gente muy poderosa a la que le parece bien
que existan barrios enteros donde ni la Policía entre, y no por falta de ganas
sino por causas de "fuerza mayor". Ahora parece que la Policía se
emplea a fondo en detener a hombres que levantaron la voz a sus mujeres y en
poner multas de tráfico para engrasar la maquinaria del único aparato estatal
que realmente funciona en España: el aparato recaudatorio (o saqueador). Pero
lejos quedan los tiempos en los que un policía sabía dar un puñetazo o una
paliza, inmovilizar a un revoltoso, tirar con pistola, con subfusil, fusil y
escopeta, entrar en un poblado gitano, arrancarle información a un mafioso en comisaría y, en suma, mantener el orden en los
barrios. "Derechos humanos", "Estado de Derecho", se han
convertido en quimeras que justifican la degradación de los antiguos barrios
obreros y la limpieza étnica blanda y silenciosa del Pueblo Español.
"Estado de Derecho" en realidad no significa otra cosa que
"Estado que se constituye como resultado de un conflicto armado"; la
España franquista era un Estado de Derecho, el Régimen de 1978 no es sino el
resultado de la Alta Traición, del asesinato u ostracismo de los altos mandos
patriotas y de las intrigas de diversos servicios de Inteligencia.
Guillermo Quintana Lacaci, teniente general del
Ejército de Tierra, es el prototipo de nacionalista español asesinado por ETA.
Católico, austero, combatiente veterano de la Guerra Civil y del Frente del Este (una de las medallas que luce sobre su pecho es la Cruz de Hierro alemana), nieto e hijo de
militares y padre de siete hijos, fue apartado del servicio activo en 1982 (año
en el que España ingresó en la OTAN). Dos años después, un comando de ETA le
disparó en plena calle cuando volvía de misa con su mujer, que resultó herida al
abalanzarse encima de uno de los pistoleros. Corría 1984, año en el que ETA se
cobraría 33 víctimas mortales. El general Quintana pertenecía a una casta de
hombres que no permitirían lo que está pasando ahora en España. Eliminada dicha
casta, se abrieron las puertas para la destrucción sistemática de España y el
Pueblo Español.
Gracias
a los asesinatos de ETA y a la infiltración del brazo político de la OTAN,
ahora los generales españoles son en buena parte traidores a la Patria e
ignorantes ascendidos a dedo por los políticos. A estos generales les parece bien que ―mientras en España nuestras
soberanías más básicas (alimentaria, monetaria, política, energética, etc.) son
prostituidas a turbias organizaciones empresariales e internacionales y hasta a
gobiernos extranjeros, mientras el paro, la inmigración y las drogas arrasan
las calles, mientras las niñas de catorce años se maquillan, se emborrachan, se
drogan, abortan y rompen su cuerpo con anticonceptivos, mientras somos
colonizados agresivamente por humanidades tercermundistas que no distinguen la
tolerancia de la debilidad, mientras las mentes de nuestros chavales y no tan
chavales es destrozada por la pornografía, mientras nuestro pueblo es castrado
cultural, espiritual y hasta biológicamente,
mientras el hombre español blanco y heterosexual es criminalizado por
organizaciones globalistas y agencias estatales sostenidas con los impuestos
que dicho hombre español paga religiosamente cada mes,
mientras se desmoraliza y se envenena el espíritu luchador de nuestro pueblo
desde el sistema educativo y los medios de comunicación, mientras la sustancia
del Pueblo Español se extingue o emigra a Alemania, Reino Unido y otros
lugares, mientras, en suma, la decadencia y la muerte de Occidente va
avanzando― nosotros mandemos a nuestra juventud a Afganistán, Congo, Líbano o Mali, combatiendo contra supuestas amenazas que en nada nos afectan. En
realidad, quienes deberían ser ametrallados sin piedad, y no a miles de
kilómetros, sino en la calle de al lado y por tanto a un coste mucho más
barato, son:
•
Parásitos de alta alcurnia:
banqueros, grandes empresarios, "fondos de inversión",
"fundaciones", ONGs, políticos, famosillos del mundo del espectáculo
y la información, peces gordos de los servicios de Inteligencia y las cloacas
del Estado, logias masónicas y paramasónicas, círculos político-culturales
enquistados en el sector público, etc.
•
Parásitos de baja estofa: mafias del
crimen organizado y bolsas sociales delincuentes y/o parasitarias aferradas a
las ubres de las arcas públicas que han florecido como hongos por toda la
geografía nacional, merced al ingenuo y bobalicón judeocristianismo cultural
arraigado en Occidente y a la falta de un Estado que ―como las tribus de
antaño― represente realmente los intereses del pueblo que lo sustenta y del que
emanan sus poderes. Estos parásitos sólo han podido prosperar a base de
infiltrar, atar, castrar, corromper y amordazar a la Guardia Civil y la Policía
Nacional, así como promoviendo la proliferación de otros cuerpos de policía
(autonómicas, locales, portuarias) y estigmatizando la autodefensa en el Código
Penal y en el imaginario colectivo del pueblo: defenderse de una agresión o de
un robo es fascismo y se castiga. Esta mentalidad automáticamente confiere el
poder de los antiguos barrios obreros, a pie de calle, a las mafias
(principalmente de origen gitano, iberoamericano, magrebí, subsahariano,
balcánico, etc.), puesto que, como hemos visto, el poder lo tiene quien ejerce
el monopolio de la violencia y son estas organizaciones criminales las que
tienen claramente dicho monopolio, por encima de la Policía (a la que por ley
no se le permite actuar con contundencia) o de los habitantes indígenas de los
barrios españoles.
Ambas
castas parasitarias (la nueva nobleza del dinero y los nuevos parias de la
tierra) son respectivamente martillo y yunque: entre ambos, revientan a las
clases medias y trabajadoras europeas, ambos conforman un bocadillo que aplasta
y desangra vampíricamente a los tipos humanos bondadosos, nobles y honrados. Se
impone por tanto repetir la historia cosaca: una rebelión de los hombres
buenos, trabajadores, honestos, idealistas y altruistas en contra de la tenaza
que, tanto desde arriba como desde abajo, aplasta inmisericordemente a la
verdadera sustancia del país, es decir, al pueblo español trabajador, aquel que
podemos considerar heredero de la sangre e idiosincrasia de los íberos, celtas,
romanos, germanos y eslavos.
Otro ejemplo elocuente lo constituye Turquía.
Erdogan, el primer ministro turco, quiso quitarse del medio al Ejército como
poder laico y guardián de la soberanía turca, de lo contrario la islamización
del país, patrocinada por Reino Unido, Estados Unidos, Israel, Qatar y Arabia
Saudí, no habría cuajado. Para ello, a lo largo de su mandato, Erdogan ha cesado/enjuiciado/encarcelado
a nada más y nada menos que el 80% de la cúpula militar turca, presumiblemente
porque estos altos mandos eran partidarios de un entendimiento con Rusia y
China y fraguaban un golpe de Estado. Es triste que una institución tan poderosa pueda subvertirse y
neutralizarse sólo con atacar al vértice de la pirámide, sin que el resto de la
estructura muestre iniciativa alguna.
Por el contrario, los cosacos rusos pudieron
sobrevivir perfectamente como fuerza de choque incluso tras el asesinato del
Zar a manos de los bolcheviques. Cuando el bolchevismo necesitó quitar a los
cosacos del medio, no le bastó con asesinar a sus jefes, tuvo que llevar al
cabo la "descosaquización", un genocidio de la totalidad del pueblo
cosaco, y aun así, los pocos cosacos que quedaron conservaron su integridad
étnica hasta el día de hoy y en la actualidad están renaciendo en Rusia como
milicia y escuela para una juventud militarizada.
El
hecho de que el sistema globalista quiera destruir a las Fuerzas Armadas y a
las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, honra a estas instituciones ―que
no a los traidores que accidental y provisionalmente se encuentran al frente de
las mismas, ni a ni a los tipos humanos bajos con los que pretenden
envenenarlas. La campaña de subversión por parte del globalismo de los cuerpos
armados del Estado debería ser un argumento muy elocuente acerca de la
importancia de estas instituciones para un Estado verdaderamente nacional y por
tanto anti-globalización. Pero existe una sombra: los servicios de
Inteligencia, por su opacidad, son un problema para una República en el sentido
más amplio de la palabra, es decir, un régimen político que le da preeminencia
a la "Cosa Pública". En España los servicios de Inteligencia no
defienden los intereses nacionales y a menudo conspiran directamente contra
ellos, comportándose como si de una sucursal de la CIA, el SIS (MI6) y el
Mossad se tratasen. Para prevenir estos procesos de infiltración insidiosa,
deberían crearse mecanismos de control y supervisión que eviten que los
servicios de Inteligencia se salgan de su papel, se vuelvan en contra de los
intereses del Estado y devengan una secta subversiva.
NUEVOS VIKINGOS Y
COSACOS PARA EURASIA: NECESIDAD DE UNA BIOPOLÍTICA DEMOGRÁFICA-REPRODUCTIVA Y
ÉTNICA PARA EL HEARTLAND
Un
poder basado en un hecho material tan obstinado y tozudo como un enorme bloque
de tierra firme y cerrada, necesita una base humana igualmente material, real,
obstinada y tozuda. Tal poder no puede basarse en entelequias volátiles propias
de talasocracias marítimas, como la cultura, las ideas, la democracia, la
"integración", la alianza de civilizaciones, el multiculturalismo,
etc., sino en el territorio y en el pueblo que lo habita: el mismo Zbigniew
Brzezinski admite que un imperio debe tener como base un grupo étnico fuerte,
homogéneo y numeroso, como los chinos Han, los WASP en Norteamérica y Reino Unido, los
eslavos ortodoxos en Rusia o los "galos" en Francia. Y del mismo modo que hay que tener en cuenta la geografía del
paisaje del Estado, hay que tener en cuenta también la del tipo
humano que lo habita, incluyendo la geografía de su paisaje psico-colectivo y
genético.
"Geopolítica"
viene de geografía y política. Por tanto un pueblo debe, para tener
proyección geopolítica, poseer instintos relacionados con la geografía y la política.
Y estos instintos no se adquieren leyendo ni estudiando, son instintos mucho
más básicos, arraigados en el subconsciente. El instinto geográfico del hombre
por excelencia es el instinto de territorio, es decir, cuando un pueblo se dice
a sí mismo: "ésta es nuestra tierra, nuestro pueblo, nuestras mujeres,
nuestra forma de vida, y si es necesario moriremos para defenderla porque
estamos enamorados de ella". Hoy el grupo étnico que tiene menos
pronunciado el instinto de territorio, hasta permitir ―lavado de cerebro
mediático y judeocristianismo cultural mediante― que Occidente sea invadido por
pueblos tercermundistas, es el de los europeos étnicos. En cuanto al instinto
político, el mismo Mackinder declaró que "el
primer atributo político del animal Hombre es el hambre". De nuevo,
los europeos ya no tienen hambre, y no necesariamente hambre de comida, sino
también hambre de descubrimientos, de gloria, de conquistas, de lucha y de
victorias. En Occidente, la separación traumática del hombre blanco de su lado animal ha hecho arraigar una insidiosa enfermedad: la enfermedad de no
defender lo tuyo. Donde esta enfermedad está más implantada es en Europa
Occidental, donde pensamos que "el Estado" y "la Justicia"
tienen que ocuparse de todos nuestros problemas, cuando hace tiempo que ambas instituciones están al servicio del enemigo.
Cultivar
la calidad genética del manpower de un Estado y llevar al cabo una sesuda
política reproductiva es de una importancia esencial en una época de
envenenamiento de todos los pueblos del mundo. ¿Qué poder estatal
verdaderamente independiente y soberano puede resistirse a la tentación de
tener científicos más inteligentes, empresarios más emprendedores, atletas más
fuertes, soldados más eficaces, obreros mejor cualificados, policías más
incorruptibles, políticos más altruistas, mujeres más guapas, un sano
patriotismo y un poderoso mito aglutinador, extendido en todas las capas
sociales como un cemento invisible que las cohesiona?
Los
sistemas políticos del planeta no pueden ignorar eternamente que aquellos que
intervengan en la reproducción humana para engendrar, criar, educar y entrenar
seres humanos sanos, inteligentes, fuertes, creativos, disciplinados y
valientes, estarán mejor posicionados para incrementar su poder que los
sistemas sociales que permitan la proliferación de tipos humanos enfermizos,
estúpidos, débiles, concupiscibles y cobardes. Y esto no es
"fascismo", del mismo modo que no es fascismo que un jardinero corte
las malas hierbas y promueva el crecimiento de los árboles y las plantas de su
jardín, o que un ganadero elija al mejor semental para preñar a las vacas o
yeguas de su rebaño.
El
poder de la Alta Finanza ha decidido basarse en Reino Unido, Norteamérica y en
menor medida el resto de Europa Occidental, porque entre otras cosas allí hay
un manpower de excelente calidad. Las tropas americanas desplegadas en Iraq y
Afganistán tienen un fabuloso patrimonio genético, perfectamente comparable a
las hordas indoeuropeas de la Antigüedad. Incluso en los rostros de muchos
convictos norteamericanos blancos podemos distinguir a un potencial caballero cruzado,
vikingo, navegante, soldado, granjero duro u obrero testarudo. Se trata de gente descarriada,
a la que cruzar el Atlántico desarraigó, sin los fundamentos morales y
espirituales que sólo el Asia profunda, junto con la inspiradora historia
europea —basada en ejemplos heroicos, guerra, arte, cultura, trabajo, belleza y
amor— pueden suministrar. Lo que actualmente se exporta desde Hollywood y la MTV no
es "cultura americana", como se suele decir. "Cultura americana" es
amor a la familia y al terruño, el derecho a defenderlos con las armas,
soberanía ciudadana, religión, libertad e independencia, es decir, valores propios de un pueblo al
que su tierra no le fue adjudicada por un señor feudal, sino que la conquistó
con la sangre y el sudor. Ni Thomas Jefferson ni George Washington tienen nada
que ver con la basura tóxica propagada desde las mecas de la subcultura yanqui,
y la esfera de influencia del Pentágono y de Wall Street no es un "imperio americano"
del mismo modo que el Vaticano no es el Imperio Romano y la City de Londres no
es el Imperio Británico.
Sabemos
―porque no somos ilusos ni judeocristianos culturales, ni creemos en la
globalización ni en la religión de lo políticamente correcto― lo que pasa en los
países que olvidan las leyes fundamentales de la reproducción y la mejora de la
raza: se vulgarizan, se vuelven corruptos, poco serios, poco dados a la
disciplina, desorganizados, se debilitan, se tercermundizan. El oscurecimiento de la raza corre parejo al
oscurecimiento de la mente y del espíritu. Las malas hierbas parasitarias se enseñorean del
jardín y acaban ahogando a los árboles y las plantas más nobles y productivas.
La
humanidad europea lleva mucho tiempo explosionando desordenadamente hacia la
dinámica periferia del mundo, donde impera la ley del tiempo, y puede que lo que necesite sea una implosión
organizada hacia el centro estático de la superficie terrestre, donde impera el espacio. La dispersión
de un pueblo reduce su potencial al dividirlo, salvo que ese pueblo mantenga la
diáspora unida y se dedique a llevar una conducta parasitaria sobre los pueblos
a los que invade. En el otro caso (conducta predatoria, aristocracias), los
descendientes de este pueblo explosionador no mantienen la diáspora unida, sino
que forman poderes independientes con el mismo origen pero, al obtener poder
sobre masas indígenas y convertirse en élites regionales, terminan
enfrentándose entre sí (como los generales de Alejandro Magno a la muerte de
éste). Por tanto, lo que realmente se necesita es llevar al cabo una
concentración de tipos raciales en territorios determinados, una implosión de
la humanidad europea, y el Heartland es el lugar perfecto, junto con zonas de Brasil
y Argentina.
Una
gran voluntad organizadora y creativa, emanada del genio europeo, podría
fácilmente establecer en el Heartland una especie de Eugea o Buena Tierra, un proyecto de futuro demográfico,
reproductivo y cultural para la humanidad europea, una nueva tierra santa o
prometida para los pueblos damnificados por la globalización: las clases medias
y bajas de la Civilización Occidental, aquellas que padecen las altas densidades de población, los equivalentes modernos a los
campesinos y nobles empobrecidos que acabaron formando las huestes cosacas. El
Heartland podría llegar a ser la patria de un nuevo pueblo elegido, una nueva
tradición y un nuevo tipo humano, cuyo advenimiento dará sentido a la historia
de la humanidad haciendo "que todo haya valido la pena".
La
ignorancia deliberada y sistemática de la reproducción humana, de la
importancia de las razas y de la genética en la geopolítica sólo tendrá como
efecto que el "mito de la sangre" resurgirá con más fuerza y
violencia. La globalización pretende hacernos creer que somos todos iguales a
la vez que nos homogeneiza racialmente, prueba evidente de que ella no nos
considera todos iguales. Los estudios genéticos y antropológico-físicos, es
decir, reconocer la diferencia entre personas y pueblos, son por tanto un
vector antiglobalización.
Click para agrandar. Mapa de vías férreas del mundo, o todos los trenes llevan a Alemania. Curioso el caso de Congo-Kinshasa, los belgas dejaron una magnífica red ferroviaria que luego la población indígena no supo mantener: otro ejemplo del manpower en acción.
España en el
contexto del Heartland ―de Iberia a Siberia
España
fue una espada cuyo puño estaba en Castilla y la punta en todas partes.
(José Ortega y Gasset, "La España Invertebrada").
(José Ortega y Gasset, "La España Invertebrada").
Iberoamérica
es un bombazo geopolítico, hablándose castellano desde California hasta Tierra
del Fuego. Pensemos en las inestabilidades y conflictos que causa la diversidad
de idiomas y culturas en todo el mundo (por ejemplo en África y Oriente Medio),
pues bien, en Iberoamérica la variedad de idiomas y culturas es muy limitada,
predominando el castellano y la herencia católica. Por eso el atlantismo quiere
alejar a España de Iberoamérica mediante la hispanofobia, cultivando la leyenda
negra, fomentando el indigenismo y los regímenes de tipo
"bolivariano", financiando grupos insurgentes y narcotraficantes, protestando
por los éxitos de las petroleras españolas en Cuba y Brasil y, cuando todo esto
falla, produciendo atentados como el del 24-J.
Contra
el atlantismo, iberismo. Hablar de las relaciones entre Iberoamérica y Eurasia
es mencionar necesariamente a España y Portugal: una Federación Ibérica formada
por estos dos países que no podemos seguir viviendo de espaldas uno al otro,
separados por desiertos económicos e intrigas políticas. Si Iberia fracasa,
Brasil entrará en Eurasia a través de India y esto no ayudará en absoluto a
vertebrar Eurasia. Sólo la conversión de Iberia en uno de los polos magnéticos
de Eurasia (siendo el otro Siberia) logrará el establecimiento de un flujo Este-Oeste
que formará un eje en torno al cual organizar el interior del continente y acabará saltando hacia el otro lado del Atlántico, partiendo dicho océano por la mitad.
La
"periferización" de España (población y medios concentrados en la
costa, interior despoblado) manifiesta claramente su dependencia del exterior
en lugar de su autosuficiente interior. Si durante décadas España ha sido un
yonqui del crédito de los bancos extranjeros, Alemania y otros países han sido
los camellos. Gracias a este crédito (recordemos, creado de la nada y prestado
a modo de deuda a interés), España ha podido desmantelar la mayor parte de su
tejido productivo durante la "reconversión industrial", ya que el
crédito extranjero nos permitía importar lo que necesitáramos. A cambio, nos
convertíamos en una provincia periférica de la Unión Europea, es decir, la anti-Europa. Si se pretende revertir la
periferización de España, se debe organizar una implosión hacia los campos del
interior peninsular y, por lo demás, fortalecer toda la fachada atlántica de
Iberia, desde Ferrol hasta Cádiz. Esto no puede hacerse salvo emancipándose del
crédito extranjero y rehabilitando la agricultura y ganadería nacionales, así
como la industria de los astilleros.
Click para agrandar. Altai.
Click para agrandar. Afganistán.
Click para agrandar. Mongolia Interior.
NOTAS
[1] En la España de la última década, la actuación de la ONG Cáritas (que
representa el sector moderno, "progre" y decadente en el seno de la
Iglesia católica) u otras ONGs como SOS Racismo, Secretariado Gitano o los mismos Servicios
Sociales, convertidos en una ONG subvencionada con los impuestos del trabajador
español (para ayudar a todos los que no son trabajadores españoles), son buenos
ejemplos de lo que se acaba de hablar.
[2] Y ver aquí:
[3] Existen varios ejemplos al respecto, como la "Directriz operacional sobre Pueblos Indígenas" del Banco Mundial, la resolución
"Sobre la acción requerida internacionalmente para proporcionar una
protección efectiva a los Pueblos Indígenas" del parlamento de la Unión
Europea y la firma del "Convenio Constitutivo del Fondo para el Desarrollo
de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe".
[4] El doctor Carl Schmidt, asociado a los grupos de poder del Deutsche
Bank, IG Farben y Siemens, defendía la idea de un Estado Comercial Cerrado en
Europa capitaneado por Alemania.
[5] Ver por ejemplo: